El general Fuyuan, Qin Zheng, logró asestar un gran golpe al enemigo, rompiendo la moral de sus tropas y obligándolas a retroceder. Su notable reputación resuena una vez más en todo el país con esta victoria. Además, con el ejército que cuenta con más de diez mil bajo el mando del marqués Dingyuan, lograron disuadir a otros invasores extranjeros de probar suerte. Mientras se aplacan las preocupaciones en el corazón del Emperador, las dudas también comienzan a surgir.
Estrangula al conejo. Cocina el perro de caza. Corta las alas del halcón. Rompe el preciado arco. Estas palabras son la única amonestación temida por los generales en la era antigua. Pero a menudo se hace realidad. Son raros aquellos a quienes se les permite vivir el resto de sus vidas sanos y salvos después de montar numerosas olas de victoria y traer gloria a su hogar.
Como tal, el Emperador comienza a insinuar sutilmente a los funcionarios de la corte civil que le den problemas al Marqués Dingyuan. Por lo tanto, poco después de la noticia de su contundente victoria, la residencia del marqués recibe noticias de los tiempos difíciles que se avecinan.
El Emperador actual no es un individuo confuso, pero es demasiado impaciente. A pesar de las fuertes protestas, a él solo le importa promulgar rápidamente un plan para recuperar el sello de mando militar de la casa del marqués y oprimir su creciente poder.
Para asegurarse de que no falle en toda la misión, Sui Yuan decide que lo que realmente necesita hacer ahora es seguir la historia, ayudar a Qin Zheng y su gente en el camino de la revuelta y proteger a las mujeres, los niños y los ancianos. dentro de la residencia del Marqués.
El AnHe Qin Wang, que siempre se ha abstenido de entrar en la política de la corte, comienza a frecuentar el palacio y las residencias de importantes ministros. Por primera vez en su vida, revela su destacado talento para la política que es tan increíble como su apariencia exterior. Cada sonrisa, cada ceño fruncido y cada movimiento de él pueden tocar el corazón de una persona. No importa lo que diga, siempre que lo respalde con un razonamiento sólido, nadie sería capaz de objetar.
Poco a poco, el marqués y otros que lo seguían comienzan a reunirse al lado de Sui Yuan. Con él protegiéndolos, redirigiendo la ira del Emperador y ayudando a cargar con el crimen no oficial que se les ha impuesto, logran retrasar significativamente los planes del Emperador.
Sui Yuan continúa aferrándose firmemente al principio de las virtudes y la moral, usándolos para persuadir con tacto al Emperador de que no debe actuar con prisa. Revocar el poder militar de un hogar requiere una planificación detallada paso a paso, y uno definitivamente no debe dañar a los viejos generales que son patriotas y completamente leales, que derramaron sangre y sacrificaron tanto en defensa de esta nación.
“Todo lo que has dicho, zhen [1] entiende ... sin embargo, ¿se puede dormir profundamente en una cama estrecha?Un día de la junta que queda fuera de mis manos es otro día Zhen no puede tener un descanso tranquilo ah ...”El emperador que es viejos suspiros más de medio siglo de tristeza y pesar como él llega a pelo largo del trazo Sui Yuan con comodidad.
Vestido con una túnica carmesí y dorada que realza su rostro seductor, Sui Yuan mira al soberano con preocupación en sus ojos. Suavemente, con una voz llena de tranquilidad, dice: “Entiendo, Su Majestad. Sin embargo, no estoy dispuesto a seguir escuchando a las personas que lo denuncian. La familia del marqués Dingyuan siempre ha sido leal y fiel. Desde la fundación del estado, han estado protegiendo valientemente la frontera, derramando sangre, sudor y lágrimas durante generaciones. Luchando contra el enemigo y defendiendo el país. Démosles un poco de tiempo, creo que seguramente entenderán tu difícil posición y te entregarán el sello de mando ”.
