Capítulo 5

4.4K 370 192
                                    

Y allí estaba, mandando al diablo su mente y sólo siguiendo a su alocado corazón, sin importar que sucediera después. Sus besos eran como un remedio a la tortura que Geert le había suministrado, era como estar borrando cualquier atisbo de malos recuerdos.

Gimió cuando el moreno mordió el labio inferior y siguió besándole con desesperación, sus manos inquietas se colaron por la camisa sintiendo la suave piel, rodeó su estrecha cintura y enterró las uñas en la blanca piel, provocando otro hermoso sonido que encendía su libido; recorrió con sus fuertes manos la espalda de Louis, sintiéndole erizarse bajo su contacto, escuchando como morían los pequeños suspiritos en su boca. Las juguetonas manos abrieron paso hacia el plano abdomen y pecho, y éstas se toparon con un par de protuberancias, en el beso, Zayn sonrió.

Con las yemas de los dedos comenzó a sobar los pequeños botones en círculos, despertando mayor placer en el castaño.

Zayn paró de besarlo para probar la exquisita piel del cuello, degustó de toda la extensión mordiendo por aquí y por allá arrancándole sonoros gemidos que avergonzado, Louis trataba inútilmente de callar. Sus piernas no le funcionaron y tuvo que sostenerse fuertemente de los hombros, el moreno le tomó de la cintura entendiendo perfectamente la situación y aprovechándose de su debilidad, lo depositó en la cama con urgencia.

Le sacó la camisa, dejando a la vista su cremoso pecho contrastado por el par de erectos y rosados pezones que Zayn se había encargado de torturar. Con los ojos entrecerrados a causa del cegador placer observó cómo el moreno lamía uno de ellos y lo atrapaba con sus labios mientras con sus dedos jugueteaba con el otro. Louis se retorció y convencido de que no podría evitar los gemidos, decidió acallarlos mordiendo su puño; sintió cómo succionaba su pezón y cómo, con su magistral lengua, le llevaba lentamente a la locura.

En aquél momento el castaño no recordaba ni su nombre, había abandonado su mente para entregarse netamente al placer. Zayn, intrigado al no escuchar los melodiosos sonidos, levantó la vista y su entrepierna punzó al ver la erótica imagen de Louis. Tenía el pelo todo revuelto, algunos mechones se pegaban a su frente a causa del sudor y los ojos azules permanecían entrecerrados, con sus mejillas furiosamente sonrojadas y en su rostro, un gesto de indudable disfrute. Sin embargo, Malik no quería arruinar el juego tan temprano, quería seguir divirtiéndose y probar de las mieles que el muchachito le ofrecía.

Louis, instintivamente, se sacó los zapatos y enredó las piernas sobre la cintura del mayor, rozando sus miembros por segundos. Zayn desabrochó el pantaloncillo. Con una increíble habilidad se deshizo de él, haciendo lo mismo con la ropa interior. Por un momento, el moreno le observó de arriba hacia abajo y viceversa, comiéndoselo con los ojos, admirándole como si de una obra de arte se tratara.

El calor insoportable le obligó a quitarse su camisa y botarla junto a la del otro, su cuerpo, necesitado de los labios dulces, era ya imposible no complacerlo; arrebató la mano que cubría la boca que tanto necesitaba y que imposibilitaba el sonido celestial.

−¿Por qué insistes en callar esos hermosos gemidos? – Lamió su lóbulo, estremeciendo su cuerpo. Entre jadeos, Louis contestó.

−Pueden… escuchar.

−Puedes hasta gritar, todos están comiendo…− Sin poder resistirse más, Zayn le besó bruscamente mientras colocaba una de sus rodillas sobre el miembro muy despierto de Louis, masajeándolo tortuosamente.

Le tomó de la enrojecida cintura y lo incorporó con enorme facilidad, Louis abrió los ojos aturdido topándose con los miel a tan sólo un par de centímetros, su respiración irregular chocó contra la desesperada del moreno. Éste tomó una de las pequeñas manos y la colocó sobre su miembro aún cubierto por la tela del pantalón; fue suficiente para que el castaño saliera del trance, sus mejillas se profundizaron en carmesí y trató de apartar la mano, pero Zayn presionó más, haciéndole sentir la dureza y enormidad. 

Prison loversWhere stories live. Discover now