Capítulo 55

1.5K 159 74
                                    

Afortunadamente, el dolor no duró mucho.

— ¡A la mierda, Louis! ¡A la mierda todo! — Retumbó la voz áspera de Zayn al tiempo que la puerta volvía a abrirse con estrépito. El llanto de Louis se congeló, y el de la bebita bajó en intensidad.

Nunca lo había visto así, ni siquiera en aquella ocasión mortal, cuando lo rescató de las llamas. El rostro atormentado, los ojos rojos; corriendo en su dirección. Zayn lo atrajo con rudeza, y la niñita atrapada entre ambos cuerpos, recobró seguridad y se calló por completo.

—Eres mío, tú y la bastarda — A Louis le costó reconocer que se refería a la bebé. Pero no protestó; a pesar de la grosería, la había dicho cargado de sentimiento, con la pasión de contadas ocasiones. Zayn no le dejó seguir pensando, o emocionándose. Le besó con ardor, y Louis respondió temiendo por el latir brioso de su corazón. Cinco años sin besarse, sin morder sus labios, sin sentir la tersura del contacto. Profundizaron la caricia, Zayn sujetándolo por las caderas, y Louis rodeando al bebé con sus brazos temblorosos. — A la mierda el futuro y lo que pueda pasar. Una semana, Louis. Dame una maldita semana y volveré a hacerte el amor. Una semana y no te dejaré jamás. — Susurró entre besos. Lamiendo sus lágrimas.

— ¿Una semana? — Gimió en protesta — ¡no, no te vayas, por favor!

La sangre de Zayn burbujeó, caliente.

—Una semana — repitió, separándose del castaño con dificultad.

— ¿Por qué? — Cuestionó, temeroso de una mentira.

Zayn besó su frente pálida y sonrió; no sarcástico, lejos de la malicia intrínseca en él. —Si voy a quedarme contigo y con ésta mocosa — señaló a la recién nacida con la mirada. —Entonces necesito deshacerme de una última persona. Debo arrancar las cadenas, y a quien tira de ellas, ¿no lo crees? — Ensombreció el semblante. —Voy a liquidar al cabrón que me tiene prisionero desde hace mucho tiempo.

(...)

Una semana, dijo Zayn, y sin darle oportunidad de replicar, se había marchado a velocidad. Ya habían pasado tres días desde aquello, largos y tortuosos para Louis, que tenía cero noticias de su amante. Estaba preocupadísimo; todos los días, pendiente de los diarios, suplicando por su bienestar, ora cuidando a la bebita, ora desvelándose para alimentarla.

Apenas se había dado el tiempo para comprarle ropita y artículos de higiene; su familia y amigos todavía no asimilaban la novedad, y sin embargo, ya estaban sumergidos en la tarea de encontrarle un nombre perfecto. Louis se había reservado algunos detalles; como el regreso de Zayn, y el hecho que la niñita fuera hija de éste. Suficiente tenía con la desesperación de no saber del paradero del Malik para agregar más cuestionamientos que por el momento, de nada servían.

Se encontraba asustado, era algo que no negaba. Zayn habló de muerte con el rostro frío y amargo, como si deseara más que nada en el mundo deshacerse de esa persona que al parecer, era el culpable de sus fantasmas. ¿Quién podría ser? ¿Quién era el responsable de sus demonios? ¿Quién era su carcelero?

No podía adivinarlo, por más que se exprimiera la cabeza, sólo la ansiedad aumentaba. El miedo a que su Zayn saliera lastimado, o posiblemente muerto.

— ¿Louis? — La voz dócil y cantarina de una mujer interrumpió su ensimismamiento. Con el bebé en brazos, el castaño giró su cuerpo con suavidad para observarla directo a los ojos. Ella miró al bebé sorprendida, luego, topando la mirada con Louis, una expresión dulce pero prudente se instaló en el hermoso rostro. —Perdón, no sabía... — frunció el entrecejo, confundida — ¿de quién es ésta belleza?

—No te preocupes, Sophia. Adelante — suspiró, arrullando a la criatura en su regazo —Bueno, es una larga historia, pero estoy cuidando de ella en lo que su padre vuelve. ¿Quieres sentarte? ¿Beber algo?

Prison loversWhere stories live. Discover now