Capitulo 37

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Todo, absolutamente todo, era un completo caos; decenas de patrullas entraban a la zona acordonada, las ambulancias les seguían y los militares y bomberos también. Se escuchaban estallidos, gritos de dolor, de júbilo y de demencia, un grueso tornado de humo se extendía desde la penitenciaría hasta donde la vista alcanzaba y las feroces llamas del incendio podían observarse desde cualquier punto. Caos, destrucción, catástrofe; una anarquía total; los medios de comunicación comenzaron a irrumpir, enardecidos como el fuego que consumía todo a su paso, corrían de un lado a otro, tratando de obtener la primicia sin resultado alguno. Un helicóptero se agregó al operativo, sobrevolando la extensa prisión, evitando fugas; algunos prisioneros osados lograron salir, sin embargo, su carrera no se prolongó más de diez metros sin antes caer muertos, víctimas de múltiples balazos. Los francotiradores de las cuatro torres vigías estaban en posición de ataque, alertando por los altavoces las altas vallas que amenazaban con colapsar.

En medio de aquél infierno, inexplicable y aterrador, una cosa estaba clara: la correccional de Londres había sido conquistada por sus presidiarios.

El apurado Niall Horan; director de la penitenciaría, escoltaba un escuadrón de policías con un único y preciso objetivo, su rostro encolerizado provocaba escalofríos en cualquiera que se atreviera a mirarlo y su voz, fría y penetrante, no admitía réplicas a ninguna de sus órdenes, por más desalmadas y absurdas que parecieran.

― Zayn Malik – Les mostró una fotografía a todo el escuadrón – Encuéntrenlo y tráiganlo arrastrando hasta mí – Abrió la gran reja, y dejó pasar a la veintena de policías. Solo de nuevo, Niall sucumbió a la desesperación – ¡Hijo de puta! – Exclamó frustrado ― ¡Apuesto mi vida a que tú fuiste el causante de éste desastre! – Vociferó.

Su radio comenzó a sonar en medio de tanto ruido y barullo, Niall lo tomó, esperando buenas noticias, después de todo, ésa situación había tocado fondo y nada podría ir peor.

― Director, el incendio ha sido sofocado, de aquí en adelante todo será más sencillo – Niall suspiró.

― Perfecto, sigan trabajando, sometan a todo reo a punta de macanazos, hiéranlos o mátenlos si comienzan a tornarse en un problema mayor – Ordenó más sereno.

― Recibido, señor.

Masajeó sus sienes, tratando de calmar el intenso dolor de cabeza, giró sobre sus talones, marchando a su despacho donde podría relajarse y pensar adecuadamente cómo tratar tan delicado tema con su amigo, sin embargo, Liam ya estaba allí, con la dupla de guardias a sus espaldas y con la expresión más seria que había mostrado en años. Sus matemáticos ojos más negros que azabache hablaban claramente.

― ¿Dónde está Zayn? – Preguntó demandante.

― Lo estamos buscando, Liam.

Los ojos del Malik se tiñeron de rojo, como si de repente fuera a soltar el llanto, pero Niall sabía que lejos de lagrimear, Liam estaba más cerca de explotar en gritos y maldiciones. Tomó un control remoto con las manos temblorosas y prendió el televisor de plasma.

― La revuelta es noticia en cada canal de la televisión, inclusive está en la internacional.

Como montaraz, Liam se lanzó hacia Niall, le soltó tremendo puñetazo y lo tomó agrestemente de las solapas, sacudiéndolo con salvajes bríos.

― ¡Fue Zayn! ¡Y tú te ves tan campante!

― Nadie lo sabe, ni siquiera nosotros mismos. 

― ¡No trates de burlarte de mí! Ambos sabemos claramente que él es único responsable ― Lo lanzó de un empellón – No trató de excavar un túnel ó escabullirse entre la ropa sucia, no. El desgraciado tenía que hacerlo a su manera, tenía que armar un alboroto, hacer una osadía.

Prison loversWhere stories live. Discover now