Capitulo 12

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Nerviosa y desesperada sacó su cajetilla de cigarros, tomó uno y lo encendió. La primera calada fue profunda, tranquilizando sus exasperados nervios qué si bien, nunca fueron de acero.

¡Cómo se empeñaba la vida en meterla en más problemas!

Dos días. Sólo dos días habían pasado desde que estuvo en el bar, desde que vio el maldito reloj y su conciencia no paraba de joder. No respetaba ni momentos o espacios, le recordaba una y otra vez…

«Es inocente, debes ayudarle»

¡No! ¡No! ¿Por qué debería ayudarle precisamente a él?, ¡¿Cuándo le tendieron una mano a ella?! ¡Nunca le ayudaban, ni siquiera, su propia familia!

Todo el mundo la ignoraba, en ocasiones, hasta deseaba ser físicamente horrible, al menos así le pondrían un poco de atención y no pasaría tan dolorosamente inadvertida…

Cerró los ojos e imaginó el bello rostro de Louis; sus enormes ojos de ese extraño color azul que parecía hipnotizar a cualquiera llenos de lágrimas, su boca, esos afortunados labios que seguramente besaron cientos de veces a los de su mayor anhelo comprimidos en un gesto de dolor.

Asintió y abrió los ojos, completamente decidida, la decisión estaba tomada. El sol comenzaba asomarse en el horizonte, y Kendall con ojos vacíos y firmes se puso de pie sonriendo ligeramente.

— ¿Sientes el dolor Tomlinson?―Preguntó a la nada— ¿Sientes la frustración de saber qué por más esfuerzo que hagas no podrás alcanzar lo que tu corazón desea?― Un par de personas que pasaban por el parque la miraron como si se tratase de una alienígena, pero Kendall no se percató; tampoco le interesaba, sólo seguía mirando el horizonte.

>> Yo nunca pude alcanzar el amor de Harry porque sus iris sólo tu imagen captaban, por qué sus oídos sólo escuchaban tu estúpida voz, por qué… por qué hasta yo podía escuchar su corazón bombeando con mayor fuerza sólo con tu presencia— Dio la última calada a su cigarro y lo arrojó de forma elegante— La vida es cruel. A veces estás abajo, y otras veces, arriba. Mi madre tenía razón; ella dice que disfrutes mientras te encuentres en la cima por qué cuando caigas nadie se apiadará de ti y al menos te quedara la satisfacción y los gratos recuerdos de lo que hiciste estando arriba— Suspiró.

>> ¿Sí tú no me diste su amor, por qué habría yo, de concederte la libertad? No, es tiempo de que sientas un poco de dolor— Concluyó, sonriendo altiva. Hasta ese momento pudo respirar tranquila y miró el reloj. Éste le advirtió la proximidad con el horario de su trabajo y se marchó rápidamente— Felices treinta años— Susurró burlesca mientras corría.

***

Algo frío recorrió todo su cuerpo despertándole de golpe. Abrió los ojos confundido y tardó en ubicar el lugar donde se encontraba. Lo frío que le recorría el cuerpo sólo era simple agua estaba dentro de una bañera—la de la enfermería— desnudo, frente a Varek. Al observar sus ojos recordó lo acontecido recientemente y volteó la mirada.

¿Avergonzado? ¿Horrorizado?

Se movió y por un momento, aterrorizado, pensó que tal vez la tortura no había finalizado y qué todavía tendría atadas las manos, pero su expresión de terror se aclimató cuando sus extremidades pudieron moverse libremente.

Casi al segundo, Louis se puso de lado para evitar que Varek le siguiera viendo desnudo.

—Vete— dijo el castaño con voz quebrada y el médico asintió

—Sólo por esta vez, pero mañana te quiero aquí.

Louis le miró confuso, pero no pudo sostenerle la mirada por más de dos segundos, la vergüenza era infinita. Cerró los puños por debajo del agua.

Prison loversWhere stories live. Discover now