Capitulo 22

2.7K 232 93
                                    

Abrió los ojos de golpe, perturbado, sintiendo el corazón galopar sin rienda. Se incorporó lentamente, respirando inquieto y violento, su frente y sienes transpiraban y el estómago, sin aviso o consideración se comprimió provocándole un intenso dolor. Zayn se levantó de la cama, dirigiéndose al baño, abrió la puerta bruscamente, y sobre el retrete, vació el contenido de su estómago.

Los jugos gástricos; ardientes y amargos le quemaron la garganta, pero su volcadura logró que el dolor aminorara un poco. El moreno se agitó, un agudo escalofrío recorrió hasta su médula ósea y la última arcada lo sacudió frenético.

―Maldita sea - Gimió abriendo el grifo del lavamanos para refrescarse el rostro y lavarse la boca.

Levantó la cara, observando su reflejo en un espejo quebrado, y por algún momento se ensimismó sin despegar la vista de sus propios ojos metálicos.

―¿Por qué de repente he soñado con aquella madrugada? - Suspiró - Trisha... madre mía, ¿tú cólera aún me sigue persiguiendo? Supongo que no descansarás hasta verme hundido en la mierda, si es que no lo estoy ya.

Terminó de asearse y salió del baño de la enfermería. La luz del nuevo día se reflejaba en todo el lugar y Zayn sintió entonces, una mirada duramente posada sobre sí; volteó hacia aquella dirección, al par de enormes ojos jacintinos.

Louis se encontraba con las piernas colgando de la cama, a punto de arrancarse la aguja del suero, sin embargo, al escuchar la puerta del baño abrirse de forma precipitada, se quedó estático. El castaño tenía un par de minutos despierto y había recordado lo acontecido horas atrás. Los primeros recuerdos eran tan nítidos como la luna en una noche despejada, pero conforme pasaban las imágenes, éstas se iban distorsionando hasta convertirse en una maraña, y después, pura oscuridad. Así como las estrellas se apagan por la luz del alba, así sus memorias deslucían, igual a la flama de un quinqué agotando con la última gota de petróleo.

Louis estaba seguro que Varek andaba por ahí, mofándose, y que no demoraría en aparecerse para relatarle con lujo de detalle los recuerdos que eran sus agujeros negros, y qué, sinceramente, prefería seguir ignorando. Pero, lo que no entendió, fue la presencia de Zayn. Efectivamente, Louis sólo recordaba hasta donde ingirió la droga.

―Louis... ― Le habló suavemente, pero no respondió.

Humillado, bajó la mirada y arrancó la aguja, deseando salir lo más rápido posible.

―¡No!, ¿qué demonios haces? - Le reprendió el moreno, dando largas zancadas hacia él.

―No te atrevas... - Susurró Louis con voz rasposa, muy distante a su acostumbrado timbre melodioso ― ... a dar otro paso, no quiero que te me acerques - Levantó la mirada, sin enfado, odio, o cualquier otro sentimiento negativo reflejado en sus ojos ya carentes de fulgor ―Lárgate - Concluyó afinado, siendo precisamente su seriedad, hasta frialdad, el asombro de Zayn.

El castaño no mentía, en verdad, fervorosamente, deseaba que se marchara; estaba tan cansado, atrofiado y pisoteado que no soportaría la mirada de Zayn. Se sentía sin dignidad y orgullo, apenas sobreviviendo, siendo sólo un montón de carne podrida sin ningún valor.

Pero, no hace falta decir, que Zayn obedece órdenes de nadie. Le ignoró sin dibujar algún gesto de superioridad en su rostro sereno y siguió caminando, sin despegar la vista de tan hermosos ojos tristes.

―¡Te he dicho que te marches! - Rugió tomando un vaso de cristal y arrojándoselo con la mayor fuerza que fue capaz de reunir.

Zayn lo esquivó ágilmente, apenas ladeando el cuello. El receptáculo se estrelló contra la pared, contaminando el ambiente con estridente ruido.

Prison loversWhere stories live. Discover now