Capitulo 17

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Las rejas de las celdas se abrieron a la acostumbrada hora, ni un minuto antes ni uno después, Zayn, que ya se encontraba despierto desde mucho tiempo atrás se puso de pie inmediatamente, tomó su toalla y artículos de higiene dispuesto a dirigirse hacia las regaderas.

― ¿A dónde vas? ― Le interrumpió un somnoliento Kim incorporándose rápidamente.

El ojimiel se giró con expresión asesina; de muchas, esa había sido su peor noche y seguía cargando el mal humor más acentuado de lo usual.

― Iré a broncearme un rato y después, no sé, tal vez esquiar ― Ironizó con los ojos entrecerrados, Kim se quejó.

― Parece que alguien no durmió bien ― Zayn le ignoró y dio media vuelta, marchándose. ― ¡Espera, yo también voy! ― Gritó, pero Zayn no retornó.

Le siguió los pasos alcanzándole en las duchas, éstas se encontraban solitarias, como normalmente estaban a esas tempranas horas. Kim se metió a un cubículo semidesnudo y una vez dentro se deshizo de toda prenda e imitando a Zayn abrió el grifo.

― ¡Pero si te han desgarrado la espalda! ― Exclamó sorpresivo cuando giró el rostro para entablar una amena charla y en vez de ello sus ojos se habían topado con unos extensos rasguños en los omóplatos del moreno, éste le miró extrañado y constató sus palabras cuando el agua caliente le bañó la espalda causándole un ligero ardor.

― Ese mocoso idiota... ― Susurró casualmente, impresionando a Kim.

― ¡Vaya, lo dices tan a la ligera!, antes casi matabas a cualquiera que te rozara el hombro y ahora, bueno, no sé ni qué pensar, creo que realmente te estás ablandando ― Reflexionó el japonés de la forma más inocente, pero, si le hubiesen advertido antes lo que sus palabras calarían en Zayn, sinceramente, habría optado por guardar silencio. El aludido siguió bajo el chorro potente del agua, callado, pero con la mirada igual de dura que el acero. ― Pero sabes, es mejor, antes dabas la impresión de que ni siquiera eras humano ― Bromeó sonriendo ligeramente y antes de ampliar su sonrisa una enorme mano ya le presionaba el cuello sin misericordia, arrinconándole contra los fríos azulejos; Zayn, a pesar de encontrarse en el cubículo consiguiente mantenía un perfecto control sobre el cuerpo de su compañero.

― ¡¿Eso piensas, crees que estoy siendo manso, qué me estoy dejando dominar por un mocoso de dieciocho años?! ― Y antes de dañarlo por la falta de aire le soltó aunque sin tener ganas de hacerlo.

― ¡Qué maldito genio! ― Tosió ― Si no te conociera hubiese creído que me querías matar ― Se recargó contra la pared tomándose un tiempo para contestar ― No sé por qué tienes esa errónea idea de que querer a alguien te hace débil, ¡Y conste que no sólo me refiero a Louis, si no a cualquier persona en general, un amigo, algún familiar, yo que sé! Quieres alejar a todos con tus frías y déspotas actitudes porque en realidad temes que te lastimen, y ahora, verdaderamente, te encuentras asustado. ― Zayn alzó las cejas, fingiendo interés.

― ¿Por qué, según tú, estoy asustado? ― Cuestionó sonriendo guasón.

― Por qué has encontrado alguien de quien no quieres distanciarte.

Zayn entrecerró los ojos y negó suavemente con la cabeza.

― Definitivamente, si fueras psicólogo, morirías de hambre.

― ¡Claro que no!, a ti realmente te pasó algo muy malo, no sé, tal vez alguien a quien quisiste mucho te traicionó y por ello no confías en las personas. ― Divagó con el dedo índice sumido en la barbilla.

― Muy cliché ― Contestó enjuagándose el cabello blanco a causa de la abundante espuma

― ¿Pero puede ser cierto, no? ― Insistió

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