Capítulo. 7

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Ataka.

Madripoor, una isla ubicada en el sureste asiático,era el lugar favorito de los estafadores y criminales de todo tipo para hacer sus cochinadas. Una ciudad sin ley, donde la ley principal e importante era la libertad. Sam Wilson y Bucky Barnes, siendo acompañados por el Barón Zemo, arribaron el después de que la hermana del sokoviano les compartiera información valiosa y golpeara al hombre de cien años.

Los tres le buscaban respuesta a los acontecimientos que involucraban a los nuevos súpersoldados llamados Flag Smashers, a los cuales querían detener antes de que tragedias más grandes ocurrieran. Justo ahora, caminaban sobre el puente que los conduciría a la ciudad más terrible del mundo.

—Debemos arreglar esto. Soy el único que parece proxeneta.— Se quejó Wilson, haciendo sonar sus zapatos con tacos en el pavimento cada que caminaba.

—Solo un estadounidense supondría que un negro a la moda lo parece.— Le contestó Helmut caminando junto a él. —Te ves justo como el hombre que interpretas. Conrad Mack, alias el Tigre Sonriente. Un sofisticado libertino africano.— El sokoviano le mostró a Sam una foto de un sujeto con un extraño parecido a su persona.

Por otro lado, un Barnes con rostro serio, daba pasos firmes que se coordinaban a la perfección con el movimiento de sus hombros grandes y fuertes. El.hombre estaba sumergido en sus pensamientos, analizando el plan de Zemo, dónde él debía fingir ser ese alguien que había dejado atrás hace mucho tiempo para evitar que los tres murieran en esa isla. No quería asesinar a nadie más, ni siquiera en sus pesadillas y de solo imaginarlo, le entraban unas inmensas ganas de llorar.

Sam bufó, regresando a James a la  realidad. —El tipo hasta tiene un mal apodo. Sin embargo, se parece a mi.—

—¿Huelen esto?— Preguntó Zemo, observando las luces de la ciudad cercana.

—Si, ¿qué es? ¿Ácido?— Cuestionó curioso Sam.

—Madripoor.— Contestó el Barón. —Pase lo que pase, no debemos salir de nuestros personajes. Nuestras vidas dependen de eso, sin errores.—

Los tres se dirigieron a un auto que se encontraba esperándolos para acercarlos y que pudieran ingresar a la ciudad.

—High Town es por ahí, no es un mal lugar para visitar. Pero Low Town, no es por ahí.— Habló Zemo señalando dos direcciones con sus manos y subiéndose después al auto.

—Deja que adivine.— Pidió Falcon. —No tenemos amigos en High Town.— El moreno al no recibir respuesta, se subió al auto junto a James.

Durante el camino hacia lo más profundo de la ciudad, el auto fue rodeado por  unos motociclistas que vigilaban sus movimientos. Wilson tenía la curiosidad a flor de piel mientras que Barnes y Helmut estaban bastante adentrados en sus papeles de hombres serios y temibles. Ya muy cerca de la ciudad, dejaron ella auto atrás y se dirigieron a otro puente que conectaba con los suburbios, para las personas del lugar fue imposible no divisar a los tres hombres extraños e incluso sospechosos pero, no los detuvieron para evitar problemas. Drogas y  armas se podían observar por cada rincón de los locales, hasta que entraron al PRINC3SS BAR donde la música podría reventar tus tímpanos si no estás acostumbrado a los ruidos fuertes y el aroma de los cuerpos sudorosos en la pista de baile inundaban tus cosas nasales.

—Aquí estamos...— Helmut alzó un poco la voz para que sus acompañantes pudieran escucharlo. —¿Listo para obedecer, Soldat?— Preguntó, disfrutando de la cara amargada de James.

Las personas en bar murmuraban impresionados y asustados por la visita del Soldado del Invierno, después de tantos años. Dos mujeres en lo más alto y oscuro del bar, observaban a los tres sujetos.

I WANNA BE YOURS • Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora