Capítulo. 32

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I'm falling in love with you.

Cansados, cambiaban por un sendero seco y despoblado bajo los rayos del sol candente. El silencio que reinaban entre ellos les permita escuchar el viento golpear las ramas de algunos árboles, algunas avecillas volando en busca de un lugar perfecto para sus nidos y uno que otro reptil trepando árboles, sostenían sus mochilas y borraban sus pasos en la arena para no ser rastreados por los enemigos.

—Ok, ¿cómo haces eso, Connie?— Yelena fue la encargada de romper el silencio que se mantuvo durante una hora y media. Ella seguía los pasos de su mejor amiga.

Wilson y Barnes caminaban detrás de ellas, conversando por lo bajo sobre temas triviales y tranquilos, cómo la historia de la humanidad, filosofía, rarezas de la actualidad, etc; así como lo harían dos viejos amigos al verse después de tantos años pero, al escuchar a las mujeres, colocaron su atención en ellas.

Constanza desvío ligeramente los ojos del frente para visualizar a la rusa, con una mueca de confusión. —¿Hacer qué?—

—Tu caminar, no lo entiendo. Siempre modelas. Tipo así.— Le explicó ella, imitando a la vizcondesa y su forma de andar. Era cómica su pantomima, casi pareciéndose a las mujeres del videojuego Grand Theft Auto.

Zemo levantó la ceja derecha, burlándose en silencio de ella. —Yo no camino así.—

Belova dejó de imitarla, caminando junto a ella cuando el camina se hizo menos angosto. —No sé pero, algo haces. Creo que te tomas muy a pecho lo de: el mundo es mi pasarela. Deberías ser modelo.— Se burló.

—Y tu payasa.— Connie le sonrió sarcástica, alejándose de ella cuando su celular vibró dentro de su bolsillo para así contestarlo y conversar más cómodamente. 

Yelena fue alcanzada por los hombros y sonrió con cierta burla, mirando el escudo que portaba el moreno. —Ella aprendió a usarlo.—

—¿Qué? ¿El escudo?— Preguntó Sam, llevando su mirada a la descendiente de Rogers.

—¡Ujum! No me tomen por chismosa pero, ella adoraba a Steve hasta que la convirtieron en un experimento.— Les susurró Yelena, atenta a cualquier señal de su compañera en misiones anteriores.

Wilson y Barnes conectaron sus miradas llenas de preocupación con algo de curiosidad. ¿Experimento? ¿De qué hablaba Belova?

—Ahora solo está dispuesta a arrancarle la cabeza con ese escudo, solo si logra a verlo, por supuesto.— Continuó explicando la rusa.

—Buck, esa chica está igual de loca que tú.— Afirmó Sam, sonriendo con burla.

James lo asesinó con su mirada azulada, aunque no hablara lo suficiente con sus ojos siempre expresaba más que mil palabras.

—Ella no está loca, está dolida.— Corrigió Yelena. Se mencionó que ella era bastante seria en los asuntos que implicaban a Connie, ¿verdad? —Todos los que debían quererla, la abandonaron.  Un día de la nada, te enteras que eres hija de otro hombre, ves morir a tu madre y te abandonan en un lugar desconocido de Japón, sin contar otras cosas por las que pasó. ¿Cómo te sentirías, Sam?— 

—También quisiera acabar con todo.— Respondió Wilson, llevándose las manos a los bolsillos algo apenado por su comentario.

—Yo también estaría algo amargada.— Siguió Belova, palmeándole el hombro a Sam con fuerza.

Sin anticipación, Yelena le arrebató el escudo a Wilson y lo aventó con algo de fuerza titubeante hacia Constanza, quien lo tomó en el aire sin problema alguno gracias a sus fantásticos reflejos, ya había culminado con su llamada. Barnes entró en una especie de trance al recordar cómo hace unos años atrás, sujetó del escudo de igual forma en la azotea de un edificio cuando escapaba de Steve luego de dispararle a Nick Fury. Una sonrisa se dibujó en los labios de ambos.

I WANNA BE YOURS • Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora