Capítulo. 4

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Una nueva visión de vida.

—Connie.— Llamó Akira a la pequeña rubia, quién estaba dibujando algo en un pequeño cuaderno.

La nena alzó la mirada hacia su maestra. —¿Si?— Respondió con su voz dulce.

—Hoy entrenarás con dos de los mejores agentes del mundo. Ellos te golpearán y tú debes resistir.— Le comentó Azuma.

Constanza asintió lentamente, pensando que entraría a un terreno conocido ya que cuando las Kunoichi la entrenaron, recibió algunos golpes pero, ellas eran dulces al comprarlas con una Black Widow o el Winter Soldier.

Tiempo después, la chica fue llevada a la sala de entrenamientos y posada en medio de la misma para esperar. En unas sillas bastante cómodas, los líderes de Hydra, la Red Room y las Kunoichi estaban sentados.

—¿Me matarán ?— Preguntó de repente la niña, viendo a su mentora.

—No, Connie.— Mintió la japonesa.

Las puertas de las salas se abrieron, dejando ver a una bella pelirroja con un traje de combate. La chica era prácticamente arrastrada a la sala por otros guardias mientras gritaba algunas cosas en ruso que Constanza no pudo entender muy bien.

—Ella es Natasha Romanoff, la mejor Black Widow hasta ahora.— Anuncio Dreykov emocionado por el evento.

La pequeña rubia escaneó a la pelirroja frente a ella, era alta y muy linda pero, sobre todo alta. Sin duda la iba a destrozar. —Soy Connie.— Se presentó estirando su mano.

Natasha observó a la nena, sintiendo un vuelco en si corazón. —Un gusto.— Correspondió el saludo de la niña. —¡Oigan! No puedo hacerle esto, es una niña.—

—¡Natasha, has asesinado a miles de personas, ¿Y ahora dudas sobre sí golpear a una mocosa o no?!— Le preguntó Dreykov en reclamo.

Constanza frunció el ceño. —¡Mocoso tú! Falta de respeto.— Reclamó la niña, cruzándose de brazos.

—Ayer me dijeron que la entrenaría, no que la golpearía y ya.— Volvió a reclamar la rusa.

—¡Espera! Eres la hermana de Yelena.— Chilló Connie emocionada, sin saber que cometió un error grave. —Ella estará muy feliz si te ve.—

—¡Oh!— Exclamó el líder de la Red Room con una sonrisa. —Haz lo que te dije o mató a tu hermana esta misma noche.— Chantajeó.

—Eres una basura, Dreykov.— Escupió furiosa Romanoff.

—Lo sé. ¡Ahora golpéala!— Gritó el hombre.

Los demás líderes solo apreciaban el momento sentimental y esperaban la acción. Constanza no les importaba lo más mínimo, solo querían aprovecharse de sus habilidades y la herencia sanguínea que le dejó el Capitán América.

Natasha respiró profundo mientras su corazón seguía golpeando con fuerza su pecho y observó a la niña, notando en ella un brillo familiar, una encantadora mirada y sonrisa, que penetraron su corazón y su alma.

—Perdóname, niñita.— Rogó Romanoff, antes de estampar su puño fuerte en la mejilla de la rubia.

Constanza cayó al suelo por el impacto, soltando un pequeño sollozó por el dolor y sintiendo en su boca la sangre pero, después de respirar, se levantó con la frente en alto.

—Ella no se va a rendir fácil, ¿O si?— Preguntó Karpov, observando a la niña.

Azuma negó con una sonrisa. —Lo heredó pero, veamos cuánto es capaz de aguantar.—

I WANNA BE YOURS • Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora