Capítulo. 37

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Advertencia: contenido explícito y sensible. Incluye mención y ligera descripción de abuso sexual, violencia e intento de homicidio. De leer, que sea bajo su propio riesgo.

Aclaración: Eventos ocurridos en el pasado de Constanza Zemo.

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Motivos (2014)

Se sentía asqueroso y repugnante, tenerlo encima, moviéndose así. Una joven americana con rasgos asiáticos, aliada de las Kunoichi y acogida por ellas lloraba en silencio, deseando arrancarle los ojos a ese hombre pero, sin las fuerzas necesarias para lograrlo. Se dedicó a esperar que el momento terminara y que él esparciera su semen asqueroso dentro de su cuerpo débil, magullado por aquellas manos ásperas. La última idea casi la hace vomitar sobre sí misma, sobre Brock Rumlow.

—Que bien te sientes.— Murmuró el agente de Hydra, viendo cómo su miembro viril se adentraba lo más profundo que podía en aquellas paredes rosadas y rasgadas.

Jin mordió sus labios hasta sacarles sangre, y sollozó cortamente al sentir las palpitaciones de la polla dentro de ella. Cuando él terminó, la japonesa suspiró con alivió y se alejó del hombre para luego correr desnuda fuera del sitio, sangraba por la vagina y casi no podía caminar. Buscaba ayuda, a alguien que la protegiera y la consolara por ser desgraciada así. Se permitió entrar a una habitación, algo oscura para aún ser de tarde y encontró lo que buscaba.

—¡Connie!— Llamó entre sollozos llenos de desesperó, se abalanzó sobre la chica lo más rápido que pudo.

Constanza no tardó mucho en abrazarla y ayudarla a estabilizarse. —¡Diablos!— Exclamó, escaneándola con la mirada y divisando todos los hematomas, sus cortadas y una línea de sangre en sus muslos internos. —¿Quién fue?—

—Él...— Intentó decir pero, un grito de dolor terrible la calló.

—¡¿Quién carajos te hizo esto, Jin?! ¡Dímelo!— Le gritó, sintiendo que de esa manera ella podría hablar sin llorar.

—Rumlow.— Murmuró la japonesa, derrumbándose después en los brazos de la súpersoldado. Su cuerpo se descompensó.

Zemo la tomó de las piernas y la cintura para cargarla hasta su propia habitación, tirando la puerta corrediza con el pie. —¡Rose!— Llamó en un grito, amarrando su cabello en una coleta alta.

La alemana no tardó mucho en llegar, se encontraba cerca al momento del grito y cuando divisó a Jin sobre la cama en un mal estado, se preocupó bastante. —¿Qué le pasó?—

—Tu amado Brock la violó. ¡Eso pasó!— Gritó Constanza, caminando de un lado a otro en la habitación con la desesperación por hacer justicia consumiéndola. —¡¿Aún sigues creyendo que es una buena persona?! ¡¿Ah?!—

—No, él no puedo hacerle eso. Está mintiendo.— Susurraba Novak, incrédula por las palabras de su compañera.

La rubia la tomó por la ropa y golpeó su mejilla con fuerza. —¡Reacciona de una puta vez! Ese mal nacido jamás te ha querido y jamás te querrá.— Decía. —Abusó de nuestra amiga, ella no mentiría con eso.—

Rose sollozó, limpiando sus lágrimas y rompiendo el agarre de su amiga. —¡Es tu culpa! Tu dejaste que él viniera, dejaste que Hydra se integrará aquí.— Dijo, caminando hacia Jin para intentar despertarla.

—Lo sé.— Contestó, caminando hasta una mesa con cajones y sacando de él un perfume que rocío por su cuerpo. —Y lo arreglaré, lo prometo.—

Constanza estaba descolocada, la culpa y la rabia la consumían, convirtiéndola en un arma terriblemente mortal. Había amenazado a Rumlow muchas veces antes, notó como miraba a sus compañeras y como la miraba a ella, lo mataría si las hacía suyas sin consentimiento previo. Se enfundó en su traje de combate y fue a buscarla a la sala de entrenamientos, la noche ya había caído y todo el lugar se observaba más tétrico.

I WANNA BE YOURS • Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora