Capítulo. 12

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Dulces turcos.

Después de arribar en Riga, los héroes y los sokovianos emprendieron camino hacia un apartamento del cual Helmut era dueño. El sol estaba a nada de ocultarse, mostrando unos bellos colores en el cielo que hacían juego con los caminos de piedras  y las entradas a las casas elegantes de la pequeña ciudad.

Constanza daba cada uno de sus pasos observando su alrededor una vez más. A pesar de ya qué había estado allí, por algunas misiones o simplemente por cumplir su deseo de desaparecer del mundo por unos instantes, siempre había un detalle nuevo que descubrir. También estaba sintiendo mucha curiosidad por saber más de aquella pelea que libraron los Vengadores hace unos meses atrás.

—A ver, ¿qué se siente pelear con alienígenas?— Preguntó la rubia de repente, rompiendo la atmósfera silenciosa que los había estado rodeando desde que llegaron a aquella parte de Letonia.

El Barón Zemo alzó una de sus cejas, observando a su hermana con diversión.—Connie, no los fastidies con tus cosas.—

—Soy una nerd, necesito saber.— Se defendió Constanza, tomando por uno de sus brazos a Sam y acercándolo lo más que pudo a su cuerpo. —A ver, cuéntame. Yo sé que quieres.—

Wilson no pudo evitar soltar un risa por la actitud de la rubia, a la que con gusto le respondería. —Para serte sincero, no tuvimos tiempo para procesar todo lo que estaba sucediendo. El mago Strange...— Fue interrumpido.

—¡Ah!— Hizo Bucky un sonido de negación. —Hechicero, los magos no existen.— Corrigió con su natural pero, sexy rostro serio. Él caminaba junto a la chica Zemo, sin embargo, no se atrevía a mirarla porque el globo de ganas que tenía de lanzarse a besarla en plena vía pública, explotaría.

—No, no, no. Ya tuvimos esta conversación, Robocop.— Negó Sam, sonriendo. —La cosa es que cuando Strange nos llevó al sitio de la pelea, recién volvíamos de la "muerte".— Con sus dedos hizo comillas para enfatizar su oración. —Pero, no te negaré que fue interesante combatir con y en contra de seres diferentes.—

—¿Y tú, James? ¿Qué sentiste?— Preguntó Connie cambiando su posición. Ahora le tomaba el brazo de metal a Bucky, un gran atrevimiento de su parte.

James se sorprendió por el agarré de la muchacha. Personalmente, odiaba que le tocaran aquella parte de su cuerpo pero, cuando la rubia lo hizo, se sintió muy bien. Al notar los gestos ansiosos de la chica esperando su respuesta, reaccionó y la observó. —La misma sensación de siempre, confusión.—

Constanza le regaló una pequeña sonrisa de aliento y le palmeó un par de veces el hombro. —Cuando dejes de ser tan duro contigo mismo, todo lo malo se irá.—

Ambos cruzaron miradas, enganchándose en ella. El verde esmeralda de los ojos femeninos chocaban de manera fantástica contra los ojos zafiros del hombre.

Helmut detalló al súpersoldado y a su hermana con los ojos entrecerrados, celoso como todo hermano mayor por las miradas extrañas que se daban esos dos, así que los interrumpió cuando los vió acercarse. Sam también notó el comportamiento extraño de su amigo pero, por ahora, decidió callar.

—Supe lo que pasó en Sokovia. Los devoraron sus vecinos antes de limpiar los escombros, los borraron del mapa.— Dijo Helmut.

Constanza se alejó del soldado, tratando de disimular las sensaciones que aquel enfrentamiento de miradas le causó. Así que continuó la conversación que su hermano sacó. —Los sokovianos hemos sido por mucho tiempo desconocidos para el resto del mundo y luego de aquel desastre ocasionado por Los Vengadores, más lo somos actualmente. No me sorprendería que nuestro castillo sea el muchas familias.— Comentó ella.

I WANNA BE YOURS • Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora