Capítulo. 16

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¿El suero cayó en manos equivocadas?

Niños, jóvenes y adultos se encontraban en un gran salón homenajeando a la mujer que por mucho tiempo les dedicó atención al criarlos. Karli estaba incluida en el grupo, ahora ella era la líder del mismo y decidió ofrecer un discurso en honor a Madani.

—No recuerdo a mi madre ni a mi padre. Tampoco a mis hermanos, abuelos, primos.— Comentó la pelirroja mientras observaba a todos los demás. — Pero, sí recuerdo estar sola. Eso es peor que tener hambre, frío o incluso, miedo. Estaba sola hasta que vino Mama Donya.— Con una sonrisa nostálgica recordó el momento en el que fue rescatada.por aquella mujer. —Como a muchos de nosotros, Mama Donya me salvó. Ella me vistió, me dió de comer y me amó.—

Wilson hizo acto de presencia, dejándose ver por uno de los barandales del piso superior del refugio.

Morgenthau lo notó y aceleró sus palabras, ya que era evidente que Sam no iba solo. —Ella me enseñó que debíamos cuidarnos entre nosotros mismos porque ellos no lo harán y los conocemos. Nos impusieron luchas y dificultades, luego nos tacharon de criminales por oponernos a sus reglas pero, la lucha nos une a todos. A gente sin nada en común porque somos después de todo, un mundo y un pueblo. Vivan de acuerdo a eso.—

Luego de aquellas palabras, todos los presentes en el funeral se acercaron a la urna funeraria para dejar sobre el cuerpo de Donya flores y despedirse de ella para siempre. La pelirroja fue la última en acercarse con el símbolo de los Flag Smashers en la mano bien sujeto, prometiendo en silencio luchar por la que ahora es su familia.

Por otro lado, en el área de las calderas, Walker caminaba de un lado a otro desesperado por el correr del tiempo y la falta de buenos resultados. El rubio era observado por el Barón Zemo, su compañeros Lemar, Barnes y una rubia, a quién la paciencia la estaba abandonando.

Constanza hizo uso de su arma y disparó dos veces a los pies de Walker, no lo lastimó pero, si logró hacer que dejara de caminar como un maniático. —¡Deja de moverte!— Exigió.

—¡¿Qué carajos te pasa?! ¡¿Estás loca?!— Gritó John queridndo iniciar una tercera guerra mundial.

—Da gracias a Dios que no te disparé en la cabeza y fíjate, tengo muchas ganas de hacerlo.— Comentó la sokoviana con una sonrisa.

—Mejor cálmense.— Pidió Barnes con los brazos cruzados y el cuerpo apoyado en una de las paredes. Mentalmente estaba bastante preocupado por Sam pero, evidentemente no lo admitiría ni estando apunto de morir. —Ambos.— Dijo con tono autoritario, está vez mirando a la rubia.

Connie sonrió con inocencia y movió su cabeza asintiendo. —Si, mi Sargento.— Expresó con diversión.

Karli aún se encontraba en la sala haciéndole compañía a Donya, notó la presencia de Sam  junto a ella luego de unos minutos de puro silencio.

—Te vi allá atrás.— Le dijo ella.

—Vine solo. Y quiero hablar.— Comunicó Samuel con voz ligera.

—Que audaz fuiste.— Lo felicitó Morgenthau, analizando cada uno de los movimientos ajenos por precaución.

Wilson detalló el cuerpo de la mujer fallecida rodeada con flores. —Lamento tu perdida.— Dijo sincero.

I WANNA BE YOURS • Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora