III

6K 706 392
                                    

Llegó la hora de salir de casa para ir de visita a un parque cercano para compartir tiempo con su nueva amiga.
Inko se moría de nervios mientras que Izuku sólo se limitaba a sonreír emocionado porque iba de paseo. La pequeña mujer tomó sus cosas y algunos supresores por si su celo llegaba, siempre estaba atenta con eso. Después que el padre de Izuku falleció, ella había tenido problemas con su celo, descontrolándose y teniendo varios percances en lugares públicos.

Tomó un taxi al lugar indicado por su amiga y fue directo allá.

Mientras tanto por el lado de la rubia, su hijo se negaba rotundamente en no ir. Odiaba salir, sobretodo con su mamá. Esa mujer le hacía la vida imposible y lo ponía en situaciones vergonzosas. El joven rubio negó, negó y negó hasta que un golpe certero en la cabeza por parte de la rubia mayor le hizo entender que no podría ganar una guerra que el mismo comenzó.

Su madre encendió el auto y se fueron directo a aquel dicho lugar.

...

Inko había llegado al lugar y notó que la otra no había llegado, así que solo se limitó a sentarse esperando pacientemente. Su hijo sólo veía las mariposas mientras tomaba algunas flores y hacer una pequeña corona, sabía lo muy lindo que Izuku era cuando se trataba de hacer regalos.

La rubia llegó al lugar y caminó en busca de su amiga, el rubio sólo podía seguirle el paso mientras seguía maldiciendo, eso era su don.

Llegó hasta su destino, y saludó a la pequeña peliverde, quien tenía una hermosa coronita en su cabeza hecha de flores, hojas y algunas ramitas. Supuso que se trataba del alegre niño que, totalmente concentrado en su trabajo, no notó la presencia de ambos rubios. O eso querían pensar todos.

De un momento a otro, el niño se levantó con ojos brillosos y miró de pies a cabeza al omega. Katsuki ante eso, tembló y miró inconsciente hacía el pequeño niño, se quedaron viendo por un largo rato, olvidando la presencia de ambas madres. Se escuchó un ronroneo por parte del pequeño niño, y las adultas veían como se acercaba levemente hasta donde estaba el mayor, éste no estaba en la tierra. Inko y Mitsuki pensaba que eran dos omegas, marcando territorio aunque eso fuese de alfas, no cabía la duda de que Katsuki podría actuar como alfa sin tomar mucho en cuenta la condición de Izuku.

Katsuki reaccionó a tiempo, y miró con disgusto a su madre. La mujer no entendía a que se debía eso, pero sabía que su hijo era así de temperamental.

- Mamá, ¿quién es él?.- preguntó dudoso ante la extraña atracción que tenía por aquel rubio.

Su madre miró con complicidad a su amiga, y sonrió.

- Es mi odioso hijo, un hermoso omega.- la cara de Katsuki se deformó aún más ante ese inofensivo comentario, no se acostumbraba a ser un "omega más de la fila".

- Ohhh... es muy bonito y huele delicioso.- respondió algo indiferente pero con cierta ternura en su voz, veía a ese rubio como un ángel.

Katsuki volvió a chasquear la lengua, mientras miraba fijamente a aquel mocoso que osaba hablar así de él.

Su madre le intentó calmar con una sonrisa algo torcida, no quería tener problemas con su amiga, y mucho menos lastimar al pequeño cachorro.

- ¿Por qué no vamos a sentarnos cerca de la pequeña laguna que está allá? Digo, hay unos lindos patitos, me imagino que a Izuku le deben encantar.- ante eso el niño miró a la mujer con brillitos en sus ojos, ansioso por ir hasta allá.

- Quiero que vaya él, mamá.- dijo el peliverde a su madre, señalando con su dedo índice al rubio.

Mitsuki rió enternecida por la actitud del cachorro, tomó la mano de su hijo, quién a regañadientes aceptó y siguieron caminando.

...

Pasaron toda la tarde hablando y disfrutando de la Flora y fauna que el maravilloso lugar les brindaba. Izuku se había ido cerca de unas rocas a buscar algunas flores, mientras que el rubio sólo se limitaba a lanzar piedras en el pequeño riachuelo que se encontraba cerca de ahí.

- Hey.. ¿cómo te llamas?.- Izuku se acercó a Katsuki a paso lento y calmado.

- Katsuki.. - respondió desinteresadamente.

El niño rió enternecido, y se sentó a su lado. Ante eso el omega dio un respingo y se alejó un poco.

- Aprende a conocer el espacio personal. - reprochó el rubio.

- Me gusta estar a tu lado, Kacchan!

- ¿Ehhh? .- el rubio sintió su corazón latir, pero en efecto, no era por Izuku. Era por las palabras que había dicho.- ¡No digas tonterías!

- ¡No lo hago!.- un tierno puchero se hizo presente en la boca del menor.

- Pareces un tonto bebé.

- Pero tú eres el que huele a bebé.- respondió el menor mirando a los patos.

Katsuki no dijo nada más, se dignó a callar un rato, deseando ansiosamente llegar a su cuarto de nuevo y poder descansar.

...

Después de una maravillosa tarde entre amigas e hijos, ambas mujeres volvieron a sus casas.

Mitsuki agotada, sólo llegó para besar a su marido y esposo. ¡Gracias al cielo, ya había comido!. Y Katsuki, sólo pudo saludar a su padre, despedirse para ir directo a su habitación a dormir.

El rubio estaba, desecho en su cama. Estaba abierto de extremidades, haciendo una especie de estrella con el cuerpo. Miraba fijamente el techo, y veía unas pequeñas manchas oscuras debido a una tinta que había usado con anterioridad. Cerró sus ojos para intentar dormir pero un aroma lo hizo reaccionar. Una esencia dulzona y algo mentolada para el gusto de Katsuki, aún así, le atraía tal cual una abeja a la miel.

El joven se levantó de su cama, y llegó hasta donde estaba su cesta de ropa sucia, tomó su camisa anteriormente usada y la pegó a su nariz para así restregarla. Se quedó un rato oliendo detenidamente cada extracto de esa esencia. Su cuerpo se paralizó cuando una oleada de calor llegó a su ser, nuevamente. Se asustó y emitió un chillido tan agudo que su cuerpo tembló ante eso. Soltó la prenda pero que un recuerdo, muy profundo y casi invisible, llegara a su mente.

Ese aroma ya lo conocía de antes.















































































Subí el cap bien tarde, es que me había quedado dormida jxndndd 🧨🚺

MI PEQUEÑO ALFA. [DEKUBAKU]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora