VI

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Katsuki después de sacar a aquel peliverde de su casa, se dispuso a limpiar todo el desorden que habían hecho. Buscó paños y detergente para limpiar el piso, agarró agua sanitaria y la tiró en varias partes. Odiaba sentir la esencia fuerte en su casa de aquel cachorro inútil, según el rubio.

Fue a su habitación, y también limpió todo a su paso. Dejó todo en orden para que también su madre no llegara peleando de la calle. Cuando fue en busca de ropa sucia, no encontró la camisa que estuvo usando el día anterior. Pensó en que la había colocado en la cesta pero tampoco estaba allí.

Resignado por no encontrar su camisa favorita, quiso escuchar música. Se acostó en el sofa-cama del living y, de repente, su mente hizo "click" al unir puntos.

Recordó vagamente que Izuku le había pedido algo, y que él había aceptado con un "Haz lo que malditamente quieras, no me importa", había notado que el niño había pedido una de sus camisas y era exactamente la que estuvo buscando hacía un rato.

La ira inundó su ser. No entendía que le pasaba por la cabeza a ese niño, pero definitivamente le iba a cortar todas sus intenciones con el rechazo. Era lo mejor. No pretendía ser amigo de nadie, menos de un mocoso recién llegado.

(...)

Era ya, el día siguiente. Temprano por la mañana, Inko despertó con solo una cosa en mente, super importante. Llevar a su hijo al médico, y averiguar su casta.

Inko tenía la leve punzada en su pecho que le decía que su hijo sería un omega.  No le gustaba anticipar las cosas pero siempre fue precavida y desde pequeño, Izuku tuvo enseñanzas de como ser un "buen omega", cosa que ayudo bastante para su puesto en la sociedad y al estar con un alfa.

La peliverde, sin tantos rodeos, salió de su casa directo a una clínica con su hijo. Llegaron al sitio donde fueron atendidos por un doctor de baja estatura, era de edad muy avanzada y su cabello delataba la vejez con su color grisáceo.

El amable señor pidió tiempo a solas con el menor dentro de aquel centro médico; Inko accedió a todo.

Al cabo de 30 minutos, el peliverde estaba de vuelta. El doctor había avisado a los presentes que sus resultados en los exámenes hechos serían entregados la semana entrante, y ambos peliverdes no podían estar más ansiosos y nerviosos.

Inko e Izuku fueron de vuelta a su casa, el menor debía ir a clases, ya había empezado la temporada académica.

...

La semana pasó rápidamente, y ya la señora Inko se encontraba con el sobre de los resultados en su mano. Izuku estaba ansioso, queriendo saber su segundo género. La peliverde abrió lentamente aquel sobre, y dejó expuesta una hoja de papel con letras cursivas, casi ilegible.

Sus ojos se abrieron a la par cuando leyó,"Género secundario: Alfa".

"ALFA".

Inko leyó detenidamente todo nuevamente, no creía lo que leía. Podía ser simplemente un error, pero luego se abofeteó mentalmente. No podía cambiar el género de su hijo, y debía aceptarlo como era. Algo que no debía complicarse.

Izuku se quedó viendo a la nada un momento, no sabía que significaba ser un alfa, el creía ciegamente que sus resultados saldría como "omega", pues, para eso su madre le había enseñado.

- Mamá, sí soy un alfa y Kacchan es un omega....-

- Deben alejarse, no pueden estar juntos.- respondió la adulta inmediatamente.

- ¡¿Ehhh?!, ¡Eso es injusto!.- lloriqueó el menor.- .. ¿tan malo es ser un alfa, mamá?

- Lo es, Izuku.

- ¿Por qué?.

- No puedes acercarte más a ese omega, Izuku.

El niño miró con horror a su madre, no podía creer que se había convertido ahora en un monstruo y que no podía ver a Katsuki, quién tanto le llamaba inconscientemente. Quiso llorar y así lo hizo, no quería convertirse en un ser repudiado y odiado por sus seres más queridos.


















































Estoy buscando a una Inko para partirle su madre. 🎼🎶

MI PEQUEÑO ALFA. [DEKUBAKU]Where stories live. Discover now