IV

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Inko había despertado debido a fuerte estruendo que se escuchó en la habitación de su hijo. Preocupada, salió a paso rápido de ahí para buscar a su cachorro, temía que algo malo le haya sucedido. Abrió la puerta con cuidado y vio que su hijo estaba oliendo su camisa desesperado mientras su cesta de ropa estaba en el suelo con el resto de prendas regadas por todas partes.

- Izu.. ku... ¿estás bien, hijo?.- la pequeña mujer se acercó poco a poco pero su cachorro parecía no oírle.

Inko con algo de temor llegó a donde estaba el peliverde, se agachó e intentó tocarlo pero en antes de que Inko colocara su mano en su hombro, el niño la tomó firmemente para dedicarle una mirada feroz y rabiosa. La mujer omega ante eso chilló de miedo, no tenía idea que su hijo era tan salvaje y que este momento estaba siendo dominado por su lado "animal" e irracional.

El pequeño peliverde se acomodó de nuevo en su cama con su camisa entre su cuello y pecho, para así dormir. Inko sin más que hacer, aterrorizada se fue a su habitación también. Al otro día llevaría a su hijo al médico, necesitaba urgentemente saber cuál sería la casta de su niño, y sobretodo porque sólo podía sentir la esencia de aquel rubio.










































































































Mitsuki había despertado temprano como siempre, fue directo a la cocina a preparar el desayuno mientras su esposo se arreglaba para irse a trabajar. Katsuki por su lado, estaba en su habitación pensando en su actitud tan enfermiza la noche anterior con una maldita franela de algodón, que en estos momentos solo eran cenizas. Quiso pensar en que era su omega tomando el raciocinio pero, él estaba consciente de todo y eso le aterraba.

Padre, madre e hijo, comían tranquilamente, en un silencio tan acogedor y tranquilo. No parecía que allí en ese trío, habían dos bestias que demandaban autoridad dentro de la casa a base de gritos e insultos. Para nada.

Después del desayuno, Mitsuki decidió salir de compras aprovechando el "viaje" con su esposo que también iría a trabajar y pasaría por el centro de la ciudad. Katsuki al quedar solo en casa, se permitió tener una tarde tranquila leyendo cómics de héroes que tanto le gustaba.

...

Inko había preparado katsudon, se tomó casi toda la mañana en hacer un almuerzo bien lindo y especial para su hijo. Temía que el niño le odiase, además esperaba pacientemente el día posterior para llevarle al médico. La pequeña peliverde escuchaba pasos apresurados corriendo hacía su lugar, la cocina. Sabía que su cachorro sólo quería comer su plato favorito.

Cuando ambos estaban sentados en la mesa, Izuku sonriente empezó a balbucear y murmurar cosas que su joven madre no entendía. Supuso que se trataba de alguna cosa complicada, aunque su hijo era muy fácil y legible como un libro abierto.

- ¿Sucede algo, hijo?.- Inko preguntó con la duda en la punta de su lengua.

- Quería llevarle Katsudon a Kacchan...

- ¿A quién?.- la peliverde sabía bien sobre la nula conexión que su cachorro tenía con otros, debido a su timidez y nerviosismo.

- A ... Kacchan... - reiteró esta vez triste.

- ¿Te refieres al hijo de la señora Mitsuki?.- algo en su cabeza había conectado.

- ¡SIII!.- sus ánimos subieron súbitamente ante eso. En lo personal, a Inko le sorprendió demasiado eso.

- Está bien, le avisaré que la iremos a visitar para llevarle Katsudon a Katsuki-kun y Mitsuki-san.- sonrió enternecida por la dulzura y cariño que su niño desprendía.

...

Habían llegado a la casa de los Bakugo. El pequeño peliverde estaba muy feliz mientras que la adulta algo nerviosa. Tocaron varias veces la puerta, hasta que salió un malhumorado rubio con cara de asesinar gente, y ante eso, ambos, madre e hijo, chillaron.

- ¡Kacchan!.- gritó el niño emocionado para abalanzarse sobre él. - ¡Te traje Katsudon, mamá lo hizo!.

El rubio se quedó quieto viendo al  niño restregarse en su pierna. No entendía porque su cuerpo se adaptaba rápido a ese mocoso.

- Kacchan, ¿estás sólo?.- preguntó el peliverde com notable curiosidad.

- Sí.

- ¡Te acompaño!, mamá, me quedaré con Kacchan hoy para hacerle compañía.

- Bien, ¿sí quieres, Katsuki?.- preguntó la señora algo preocupada.

- Como sea.- se fue de ahí sin ni siquiera despedirse.

Así un peliverde y un cenizo, se quedaron solos en esa casa.

































Verga, me he dado cuenta que tengo mucha responsabilidad al no tener un final alternativo para ninguna de mis historias. 😭

MI PEQUEÑO ALFA. [DEKUBAKU]Where stories live. Discover now