XVIII

2.6K 325 57
                                    

Izuku se quedó de piedra al oír eso. ¿Acaso la señora Mitsuki hablaba de su madre?, ¿Acaso era la misma mujer que lo parió y que en estos momentos había arruinado un matrimonio?, ¿Acaso fue su madre la que acabó con la dicha de Kacchan, quien en ese instante parecía querer llorar de rabia o tristeza?, ¿Acaso ella...?

— Izuku, perdóname.. Perdónanos.. Tú no tienes la culpa de nada. Nosotras fuimos las irresponsables, así que te lo pido por favor que nos perdones.— Mitsuki tuvo la decencia y poca dignidad de arrodillarse ante ambos chicos para pedir disculpas, pero tan rápido como sus rodillas tocaron el suelo, Katsuki habló.

— Levántate vieja. Ya no te humilles más y asume tus actos así como tuviste el descaro de cagar toda esta mierda. — el adolescente estaba cada vez más molesto pero mantenía su semblante serio.— Ya haz lo que se te venga en gana, igual el viejo y yo nos vamos para que te cases con esa omega y así aprovechas y cuidas de Deku.— señaló con su pulgar al pecoso que tembló como una servilleta al tacto.

Izuku se sintió indignado por esas palabras aunque el miedo no se le iba.— Te equivocas. No pienso volver a casa con mamá, ella ha arruinado esta familia y también me quiere quitar mi felicidad. ¡Es una egoísta!.— la cara de Mitsuki era de arrepentimiento puro, recordando que su "maravilloso plan" lo había mandando al mismísimo caño por su imprudencia. Por su idiotez.

— No querrás venirte conmigo y con el viejo, niño. Ve a tu casa y dile a tu madre que se fije en personas solt-

— ¡Katsuki, ya basta!. — el peso de consciencia en la alfa la hacía sentir mal y frustrada, sabía que bien merecido estaba pero no iba a permitir que se expresarán mal de Inko, y menos delante de su hijo.- Ya entendí, lo hemos entendido... Sólo no nos abandones. No te alejes de tu mamá Izuku..

El peliverde mantuvo su rostro cabizbajo y sus lágrimas empezaron a bañar sus pecas, se levantó del sofá y encaró a la mujer adulta con cierto desdén, así mismo se dio la vuelta y caminó en dirección a la puerta.

- Señora Bakugo, lléveme a mi casa ahora. Necesito hablar con mi madre.- Katsuki iba a decir algo pero unos ruidos que provenían de arriba le llamó su atención. Fue corriendo a ver que pasaba, y lo que encontró lo dejó helado. Era su padre, con sus documentos y maletas en mano. El omega rubio sintió su sangre calentarse por la rabia, es que no podía creerlo.

- ¡¿A donde vas viejo?! - su voz gruesa se convirtió en un fino hilo debido a la desesperación del momento.- La única que tiene que irse de aquí es la vieja, tú no. ¡Nosotros no!

Masaru estaba desgastado. Triste. Roto. Su ojos brillaban por las lágrimas que estaban prontas a ser derramadas, su cuerpo temblaba y su marca aún dolía bastante. Ya no estaba feliz, sabia que prontamente moriría y lo ultimo que quería era que su pequeño hijo lo viera dar su despedida eternamente.

Sin embargo, no respondió a lo que decía Katsuki. Caminó en silencio hasta bajar lentamente las escaleras, con la mirada centrada en el suelo, viendo a duras penas para no caerse una vez más. Sus pasos iban tan suaves, pequeños y cortos, como queriendo quedarse. Queriendo fingir que eso nunca había sucedido, pero la mordida en su nuca lo hacía volver a entrar en la realidad.

Después de caminar hasta la sala, simplemente llegó hasta donde estaba "su alfa" y se desplomó ante ella. Comenzó a llorar amargamente, mientras apretaba sus puños con la poca fuerza que le quedaba. Lloró por unos minutos, y luego tomó los pies de la miserable mujer que era ahora, y los besó. Todos, hasta el niño presente, se quedaron estupefactos. Nadie hizo nada aunque quisieran.

Así como terminó de besar por última vez a su "esposa", Masaru simplemente pidió perdón. Katsuki quería gritar, y levantar a su padre de allí pero sentía que sería una falta de respeto al omega, ya que su padre siempre sabía porque hacía las cosas. El adulto se levantó y le dio las gracias a la mujer, y empezó a caminar en dirección a su hijo. Lo abrazó, lo besó y le dijo muchas veces cuánto lo amaba y quería, lloró y decidió marcharse aunque Katsuki no lo dejaba.

- Masaru. No te alejes de nuestro hijo, por favor.. - susurró la rubia con bastante arrepentimiento en su voz.- Prometo irme, pero tú no; quédate a su lado..

El omega encaró esta vez a su ex-mujer, y frunció el ceño mientras mordía su labio inferior.- ¡Eso tenías que haberlo pensado antes!.- soltó rasposo y los ojos llenos de agua salada.- ¡Vete!, ¡Entonces vete, Mitsuki! ¡Pido el divorcio ahora mismo!

Mientras cada palabra salía de la boca de Masaru, eran como dagas clavándose poco a poco en el corazón de la mujer. Con cada cosa que decía lloraba más fuerte, no soportaba tanto dolor y culpa. Sus lloros y gritos inundaron la casa, sin embargo, así mismo corrió hasta afuera de la casa y se marchó lejos de allí. Unos segundos después el padre de la rota familia cayó completamente inerte a los pies de su hijo.

MI PEQUEÑO ALFA. [DEKUBAKU]Where stories live. Discover now