X

4.2K 522 151
                                    

— Kacchan.. ¿Te gustó el postre?

Katsuki giró su rostro y vio a Izuku sonriendo levemente mientras sostenía la taza donde había comido su porción.

— Sí.. — respondió neutral y casi inaudible. Le quitó con algo de brusquedad la taza a Izuku y la lavó junto a la otra taza sucia. Izuku agradeció el gesto por parte del rubio.

— Kacchan.. ¿Puedo pedirte un favor?

— No..

Izuku arrugó el entrecejo un poco triste mientras apretaba sus labios.

— Por favor..

Katsuki lo miró una vez más y siguió caminando hasta la mesa donde aún se encontraba su madre junto a Inko.

— Hey, vieja.. Creo que ya es hora de irnos, quizás ya el viejo llegó.

Mitsuki indignada le gritó que le respetara a ella y a su padre, luego suspiró derrotada mientras se levantaba de la mesa.

— Bueno, Inko.. Me encantó muchísimo tu torta fría, en cualquier momento nos volvemos a ver para compartir nuevamente.. — le dijo mientras sonreía.

— Oh.. claro que sí.. Cuando quieras Mitsuki-san.. — la peliverde solo se limitó a sonreír mientras internamente quería alejar a Izuku lo más posible de aquel omega.

Katsuki estaba en la puerta esperando a su madre para abrirla y salir de una vez de aquella casa, Izuku lo miraba triste desde la cocina.

— Adiós, Kacchan.. — se despidió el menor en un tono de voz bajo, casi como un susurro mientras subía nuevamente a su habitación. Katsuki de repente comenzó a sentirse incómodo.

— ¡Joder, vámonos ya! — le gritó a su madre.

— ¡Cálmate, mocoso de mierda! — le devolvió los gritos, Mitsuki.— .. Bueno, Inko, nos vemos después. Cuídate!.— cambió su tono de voz a uno más suave.

La peliverde se despidió de ambos, y luego cayó en cuenta en que Izuku no se encontraba allí en la sala y que tampoco se había despedido de su amiga rubia. Recogió todo lo que estaba en la mesa para limpiar, y al terminar subió casi corriendo a ver a su hijo.

Tocó la puerta suavemente esperando a que fuera atendida, pero en ningún momento Izuku abrió.

— ¡Izuuu! ¿Estás bien, hijo? — preguntó preocupada la mujer desde afuera.

Nadie respondía.

Con cierto pavor de volver a sentirse rechazada o amenazada por su hijo, tuvo que usar sus trucos bajo la manga. No quería ver a su hijo nuevamente triste y aburrido.

— Hijo.. Prometo hacer venir a Kacchan mañana.. ¡Lo juro! — dijo casi desesperada.

— ... No mientas... — fue lo único que escuchó la peliverde por parte de su hijo.

— No lo hago, Izuku.. Mañana él vendrá nuevamente.. — intentó sonar lo más convincente posible, y se quedó tranquila cuando escuchó a su hijo tirarse a la cama. Katsuki era el botón de encendido en Izuku, y también el de apagado.

Con pesadez se dirigió a su cuarto, y se sentó en la cama mientras veía una foto de su familia cuando estaba completa. Hizashi se veía tan alto e imponente, y ella tan baja y débil. Lloró muy triste porque tenía miedo a que le quitaran lo único que le quedaba por parte de su alfa, su única familia.

(...)

— ¿Estás bien? — preguntó eufórico mientras le tocaba los hombros.

— ¿¡AAAAAH!? ¿Qué te hace pensar que estoy mal? — le respondió agresivo mientras se soltaba del agarre. — ¡Y a mí no me estés tocando, mierda!

Kirishima sonrió divertido mientras caminaba al lado de Bakugo, dirigiéndose hasta la biblioteca para ir a leer un libro de historia universal, ya que necesitaban información para hacer un mapa conceptual del Tratado de Versalles.

— Siento que me duele la cabeza de tanto leer.. ¡No me gusta leer! — decía el pelirrojo preocupado mientras se jalaba los cabellos.

— Me importa una mierda. Tendrás que aprenderte todo, joder.

— Lo hago si más tarde me acompañas a comer.— propuso.

— ¡No iré a ningún lado!

— ¡Entonces no estudiaré!

Katsuki lo miró enojado mientras levantaba una vara de madera.

— Vas a estudiar todo el maldito libro, o eres un imbecil muerto. — lo amenazó mientras se acercaba lentamente.

— E-Esto... Cla-Claro que sí, Bakugo.. pero aleja esa cosa de mi cara..

Kaminari iba pasando por ahí, y le llamó muchísimo la atención ver a sus compañeros tan unidos. Simplemente ignoró olímpicamente todo el dolor en su pecho y su desesperación de querer matar a ese omega rubio. Nadie osaba tocar a Eijiro, y menos en su presencia.

(...)

— Y entonces, ¿en qué puedo ayudar? — preguntó interesada Jiro.

— Necesito que lo alejes. — fingió llorar Denki.

— Bahh.. eres un dolor de culo..

— Kyoka.. sabes que yo...

— Uhm.. Eijiro sería incapaz de arruinar todo por un recién llegado..

— Él quizás no, pero-

La puerta se abrió bruscamente, dejando helados a la pareja de amigos.

— ¡Denki! ¡Ven conmigo! — Eijiro entró a la sala donde se encontraba Kyoka y Denki hablando. Se acercó hasta donde estaba el omega, y en brazos lo sacó de ahí.

— E-E-Eijiro.. — solo pudo decir eso mientras sentía su cara arder y su corazón latir con frenesí.

— Quería invitarte hoy a comer. ¡Estoy muy feliz!

— ¿En serio? — sus ojos brillaron con anhelo y en los brazos de su adorado alfa, lo besó. Kirishima se quedó petrificado ante ese acto, y su cara enrojeció hasta las orejas. Miró con dulzura a Denki mientras sonreía.

— Sabes que no puedes hacer eso...

El omega entristeció rápidamente, soltando leves feromonas agridulce.

— Pero cuando estemos afuera, sí tendrás la oportunidad..

Denki abrió sus ojos brillosos. Sin creerlo, abrazó nuevamente al pelirrojo mientras volvía a impregnar su aroma a miel en el alfa.

Definitivamente, Kirishima era incapaz de arruinar todo.

~

Katsuki iba caminando hasta la sala, y vio que dentro se encontraba solo la chica beta de cabello corto. Ignorando su presencia, se sentó en su puesto y sacó un libro de ciencia ficción para leerlo. Sentía una sensación desagradable e incomoda, pero no se dio cuenta de que se trataba hasta ese momento.

— Hey, rubiecito.. ¡Deja de andar de "asalta-alfas". — fue lo único que le dijeron antes de salir del aula. Katsuki giró su rostro pero ya la chica no se encontraba, y con rabia guardó nuevamente su libro mientras pensaba en qué maldito alfa se había fijado para que le anduvieran alertando tonterías y falsas amenazas.

Mientras se levantaba de su asiento un recuerdo de aquel niño peliverde llegó a su mente fugazmente, y su cuerpo empezó a temblar. Se quedó sentado cohibido, sudando frio y con sus ojos bien abiertos. Luego de calmarse, quiso ir a donde su madre. Por primera vez se sentía así y no había más sentimiento que miedo.







































































































LES QUIERO DESEAR UNA FELIZ NAVIDAD, LOSAMO, mua. 😘

MI PEQUEÑO ALFA. [DEKUBAKU]Where stories live. Discover now