Capítulo 1

20.5K 2.1K 842
                                    

Mi cuerpo se encontraba frío, mis manos temblaban descontroladas por lo que las aferré a mis piernas mientras me abrazaba a mi misma

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Mi cuerpo se encontraba frío, mis manos temblaban descontroladas por lo que las aferré a mis piernas mientras me abrazaba a mi misma.

Estaba en la esquina de mi habitación casi a oscuras, solo la luz que entraba por la ventana sobre mi cabeza era lo que proporcionaba un poco de iluminación mientras yo me deshacía en lágrimas.

Mi rostro estaba entre mis piernas mientras mi cabello rojo creaba una cortina que cubría mi cuerpo vestido a penas por una corta falda y un top sin mangas.

Mis piernas estaban rasguñadas y el ardor comenzaba a hacerse presente, mientras que uno de mis dedos sangraba considerablemente ya que había tropezado con una piedra y al andar sin zapatos terminé con la uña hecha pedazos.

Mi cuerpo comenzó a sacudirse a causa de los sollozos que soltaba y en ese momento me arrepentí de haber echado a todos de la habitación.

Pues realmente necesitaba un abrazo.

Sintiendo que me ahogaba me abracé más fuerte a mi misma y rememoré en mi cabeza sus toques, la aspereza de sus dedos, sus labios fríos y húmedos en mi cuello.

Recordé sus palabras alegando que era una puta por salir así a la calle.

Pero sobre todo recordé la forma tan atroz en la que la que consideraba mi amiga, huyó dejándome a mi suerte cuando aquel hombre asqueroso nos interceptó a ambas al salir de aquel antro al que ella misma me había llevado.

Mi labio inferior se encontraba destrozado debido a todo el tiempo que había pasado mordiéndolo, intentando callar los sollozos.

Al escuchar la puerta siendo abierta lentamente levanté mi rostro probablemente rojo igual que mi cabello a causa del aire que me faltaba y las lágrimas que descendían sin darme tregua.

Sorbiendo mi nariz elevé una de mis manos para secarme el rostro con el dorso de esta y poder observar de la mejor forma a mi madre entrar en la habitación.

Con movimientos lentos y suaves cerró la puerta y comenzó a acercarse hacia mi persona.

Su largo cabello del mismo color que el mío se encontraba a sus espaldas ondeando completamente rizado, su cuerpo estaba cubierto por unos pantalones de cuero y un suéter de cuello largo de color negro que se ajustaba a la perfección a toda su espléndida figura.

Pero eso no era lo que realmente la hacía resaltar, sino aquellas gotas de sangre que manchaban la mitad de su rostro y que pude apreciar gracias a aquellos reflejos de luz que ingresaban a través de la ventana.

Con toda la gracia y elegancia que la caracterizaba se acuclilló en frente de mi dejando ver sus relucientes ojos mieles brillando con la malicia que casi siempre mantenía oculta cuando hablaba conmigo.

—Lo siento —susurré volviendo a llorar y ella me dio una media sonrisa antes de extender su mano para acariciar mi mejilla con delicadeza.

—¿Lo sientes? —cuestionó enarcando una de sus cejas.

Su voz sonó suave y la verdad era que con la madurez que había adquirido a través de los años me hizo encogerme levemente.

—Yo... no debí haber ido ahí, tampoco debí salir así —susurré mientras intentaba dejar los sollozos de lado.

Ella soltó una suave risa, una seca cargada de una evidente advertencia.

—Puedes salir desnuda de esta maldita casa —aseguró de forma severa —y nadie tiene el puto derecho de tocarte si quiera un maldito cabello sin tu consentimiento, dejes que sus palabras te hagan creer que la culpable eres tú, porque el único responsable es él con su mente de mierda lo suficientemente asquerosa como para abusarte en medio de un callejón.

—¿Lo mataste? —cuestioné al recordar como había preguntado de forma furiosa en donde estaba cuando me vio entrar toda magullada y deshecha.

Ella desapareció por más de una hora y había regresado llena de sangre dejándome saber que algo había sucedido.

—La muerte sería un favor para él —susurró.

Yo al ver como sus ojos analizaban mi rostro intenté dejar de llorar y ella negó un par de veces.

—¿Qué te he enseñado, Jessy? —cuestionó en un gemido lastimero.

—A ser fuerte —dije ahogándome con los sollozos que estaba conteniendo.

Ella asintió.

—Si, así es, ¿pero que más te he enseñado hija? —yo cerré mis ojos para no ver el pesar en sus ojos.

—A llorar hasta que sintiese que ya fue suficiente —susurré en medio de un gemido ahogado.

Ella retiró su mano de mi rostro y extendió sus brazos, por lo que yo sin pensarlo me lancé hacia ella para permitir que me envolviera en un abrazo llevándome consigo hacia el suelo para rodearme con todo su cuerpo.

—Te amo —susurró dejando beso tras otro sobre mi cabeza —y haré todo lo que sea necesario para que estes bien, cariño, sé que es difícil, por ello estaré aquí para ti cuando lo necesites.

Y amaba que no minimizara nada de lo que sucedió, porque, aunque logré escapar de aquel hombre antes de que pudiese desnudar mi cuerpo, antes de que pudiese profanar aquello que había guardado para alguien que, si valiera la pena, él me tocó, me ensució con sus manos, me envenenó con sus besos.

Y mi madre entendía eso y que ella me entendiera era todo lo que necesitaba para saber que estaría bien, porque ella superó cosas peores, ella podría ayudarme a mi a hacerlo, siempre lo hacía. 

 

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
JessyWhere stories live. Discover now