Capítulo 29

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Mis manos se pasearon por mi cabello acomodándolo lo mejor que podía antes de salir de la habitación

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Mis manos se pasearon por mi cabello acomodándolo lo mejor que podía antes de salir de la habitación.

Era poco probable que llegaran muy temprano, por lo que me tomé mi tiempo para cada cosa.

Al salir me encontré con mi mamá del otro pasillo y con su rostro totalmente serio se acercó a mi dejándome paralizada contra la puerta que había cerrado.

Ella era solo silencio mientras extendía sus brazos para colocarlos a ambos lados de mi rostro apoyándolos contra la puerta.

Pasé saliva lentamente mientras su rostro se acercaba al mío quedando a escasos centímetros.

—Quieres intimidarme —susurré con voz temblorosa y una sonrisa suave apareció en sus labios.

Pero esa sonrisa me daba de todo menos tranquilidad.

—¿Lo estoy haciendo? —asentí cuidadosamente y ella soltó una suave risa —en minutos vas a enfrentarte a un hombre desquiciado, a una chica que no tiene aspiraciones en la vida, a un dulce rubito que hará lo que sea por ti y a un hombre en todo el sentido de la palabra que sabe a donde va y con quien quiere hacerlo ¿estas consciente de que una mirada mía será nada comparado con lo que enfrentarás allá abajo?

—Tu pudiste con seis, yo puedo con cuatro —ella negó con una risa.

—Es muy diferente, Jessy, y el punto no es que puedas con ellos o no, es si sabrás guiarlos para que en conjunto tengan una relación armoniosa, la unión de tus padres ya estaba hecha e inquebrantable cuando yo aparecí y solo me hice un espacio entre ellos, tú tienes que crear la tuya propia desde cero ¿y si no aceptan? —una de sus cejas se enarcó y su mirada se concentró en la mía haciendo que por un momento quisiera desviarla.

Pero ella no había criado una perra débil.

—Los haré aceptar —dije decidida y eso provocó que una sonrisa sincera apareciera y que aquella posición de intimidación en la que estaba se convirtiera en un abrazo.

—Sé que puedes —y luego de dejar un beso sobre mi cien me soltó para que pudiera terminar mi recorrido hacia el primer piso.

Por sus palabra supuse que ya alguno debía estar ahí.

Pero al bajar y no verlos a ninguno en la sala, continué hacia la cocina y me los encontré a los cuatro alrededor de la isla sentados en los taburetes en completo silencio, aunque Demon y Dietrich se mantenían de pie en ambos extremos.

—Chispitas —saludó Wicked y una sonrisa bailó en mis labios.

El silencio entre ellos era tenso, como si una conversación se hubiese llevado a cabo minutos antes de yo entrar y los había dejado en un estado de incomodidad notable para mi llegada.

Pasando saliva de forma lenta me erguí en todos mis centímetros y me acerqué a al refrigerador para pegar mi espalda de él mientras miraba a cada uno sin romper aun el silencio que se había creado después del saludo de Wicked.

JessyWhere stories live. Discover now