Capítulo 23

9.5K 1.4K 986
                                    

 —Tienes una vecina muy bonita —susurré acercándome a él que continuaba recostado de su puerta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

 —Tienes una vecina muy bonita —susurré acercándome a él que continuaba recostado de su puerta.

—Eso he visto —una pequeña sonrisa apareció en mis labios y él negó lentamente —ya sé por donde vas —negó con una sonrisa incrédula.

—No realmente —me encogí de hombros como si todo lo que estaba en mi cabeza era una sencillez.

—No quiero entenderlo, al menos no ahora.

—¿Pero lo estas considerando? —él suspiró incordiado.

—No presiones ahora.

Luego se hizo a un lado para dejarme pasar hacia su departamento.

—Tenía tiempo sin verte, Demon.

La puerta se cerró detrás de mi y me deleité nuevamente con el lugar que él llamaba su hogar. Era simplemente impresionante y me cuestioné si el de Bonnie se vería igual de bonito.

—He estado ocupado —admitió acercando sus pasos a mi posición.

—¿Y a dónde ibas ahora? —él suspiró pesadamente cuanto me arrojé a su sofá y lo miré desde arriba.

—A comprar comida —asentí mirándolo directamente a sus ojos.

—Deberías escribirme —susurré.

—Tú también podrías hacerlo —sonreí de medio lado.

—En eso tienes razón.

—¿Cómo has estado? —cuestioné mirando directo a esos ojos violetas que me hacían perder el sentido.

—He estado bien ¿y tú Jessy? ¿Has estado bien? —asentí un par de veces mientras lo veía agacharse frente a mi para tenerme más cerca.

—Lo he sabido sobrellevar, supongo que nunca superas la muerte de alguien, solo te acostumbras a su ausencia —su mano se elevó y con suavidad acarició mi mejilla haciendo que toda mi piel se erizara.

—Sé que puedes salir adelante después de algo así, si alguien puede eres tu —asentí creyendo que así era.

—Solo me falta terminar algunos detalles antes de dejarlo ir —su mano se retiró de mi piel y se apoyaron en mis piernas mientras me miraba intensamente.

Y como si él fuera un imán y yo el metal que inevitablemente se veía atraída hacia él, me acerqué hasta que compartíamos el mismo aire, hasta que ya no podía ver sus ojos por la cercanía, hasta que nuestros labios se rozaron levemente y ya en esa posición él se inclinó el resto para juntar sus labios con los míos.

Un suave jadeo fue soltado por mi parte y mis manos se elevaron para aferrarme a su cuello y su cabello mientras que una de sus manos subía para aferrarse a mi nuca y poder intensificar el beso.

Fue suave al principio, como si temiera tensar mis cuerdas, pero poco a poco fue subiendo de intensidad creando un fuego arrasador en mi interior que sentía que me quemaría en cualquier instante.

JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora