Capítulo 32

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Mis ojos se movieron hacia Wicked cuando hizo un movimiento a mi izquierda, pero Demon elevó su mano y sostuvo mi rostro para que lo observara solo a él

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Mis ojos se movieron hacia Wicked cuando hizo un movimiento a mi izquierda, pero Demon elevó su mano y sostuvo mi rostro para que lo observara solo a él.

Pasé saliva de forma nerviosa mientras lo observaba directo a sus orbes sin percatarme de lo que Wicked hacía con Bonnie y Die.

Demon sin gesticular una sola palabra sacó de su bolsillo trasero una navaja y con suma lentitud tomó mi polera para separarla de mi cuerpo y poder cortarla con la navaja sin dejar ningún rasguño en mi piel.

Jadeé al sentir como por un segundo el metal frío rozaba mi piel con cuidado de no cortarme, pero el escalofrío que dejó fue notorio, pues todo mi cuerpo se tensó en respuesta y mi coño se humedeció de una forma jodida.

Él rompió toda mi ropa deshaciéndose de ella por completo y dejándome solo en bragas frente a sus ojos.

Él nunca me había visto desnuda, el único afortunado había sido Dietrich quien se había llevado algo de mi que nadie más tendría.

Y lo había decidido por muchas razones, pero más que todas, porque él fue el primer chico del que me enamoré.

Gracias a su atención, a la forma en la que procuraba que siempre estuviera bien, a la forma en la que me cuidaba y el como me apoyó día tras día después de la muerte de Alaia.

Demon se elevó del suelo y me miró desde arriba con cuidado, absorbiendo todo de mi antes de darse la vuelta y caminar hacia Bonnie para acabar con la poca ropa que le cubría mientras Wicked hacía lo mismo con Die.

—Si hacen lo que les decimos, les juro que será divertido —los ojos de Bonnie brillaron mientras Demon se encargaba de dejarla desnuda por completo —quitaré la mordaza, pero no debes hablar si no te digo que lo hagas —ella asintió una y otra vez y esa fue la señal para que Demon dejara sus labios libres.

Y sin dudarlo se impulsó hacia ellos para profundizar un beso que ni siquiera se sabía en donde iniciaba y en donde terminaba la boca de cada uno.

Wicked por su parte elevó a Die para acercarlo a mí y dejarlo a pocos pasos.

—Te vas a quedar ahí de pie y solo harás lo que yo te diga, yo te atrapé, yo pongo las reglas aquí —Die asintió con la mordaza aun en su boca y yo desde abajo admiré la belleza de su desnudez en todo su esplendor.

Él no se encorvaba, sino que se elevaba en todos sus centímetros mostrando su altura, el glorioso tamaño de su miembro erecto, en su cuerpo tonificado y apetecible. Él parecía un puta escultura de algún dios griego de la antigüedad.

—En tus rodillas, con tu culo hacia mi y chupándole la verga a tu dulce Dietrich.

La orden de Wicked fue directa, por lo que rápidamente me coloqué en mis rodillas para abrir mi boca y llevarla hacia la cabeza de la polla de un Die amordazado y con las manos atadas a la espalda.

JessyWhere stories live. Discover now