XIX. El nuevo trabajo parte 1

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Ha pasado poco más de quince días, desde que Sesshōmaru me acompaña a la escuela y me espera a la salida, siempre es tan puntual, que increíblemente me apresuro para poder estar pronto con él y no hacerlo esperar. Usualmente antes de llegar a casa pasamos por algún aperitivo en el café que está cerca de la escuela, algún encargo que me pide mi mamá o incluso vamos por materiales para mis tareas; nunca me imaginé que pasar tiempo con él me hiciera tan feliz. Siempre hablo y le explico de cosas que desconoce, y eso me encanta, sé que habla muy poco, pero escucha siempre todo lo que le digo o le platico, me acompaña en mis lecturas y estudios nocturnos, incluso me ha llegado a sorprender es todo un caballero y un gran erudito. Sin embargo hay algo que comienza a ponerme los pelos de punta, estar con él me causa mariposas en el estómago, a veces he llegado a tener el deseo de poder tomarlo de la mano y abrazarlo, pero temo a su rechazo.—Escribía en su diario la joven azabache.

Japón
Época actual
10 am.

Había pasado a la biblioteca como todos los días, siempre leyendo, se había vuelto la costumbre del joven Lord, entraba y se quedaba leyendo horas y horas, hasta que aquella joven dueña de sus pensamientos saliera del centro de estudios, ya conocía a la bibliotecaria e incluso le había otorgado su tarjeta para poder sacar los libros; poco a poco se familiarizaba con la nueva época y aprendía de esta. Sin embargo precisamente hoy su madre se encontraba sentada frente a él.
—Hijo mío, veo que no has cambiado mucho, fufufu. Admiro tu ambición por el aprendizaje, pero te lo dije, en esta vida nada es gratuito, y si en determinado momento deseas adquirir algo para la pequeña Rin o mi linda Kagome, no tendrías el recurso económico para pagarlo. Tú sabes bien que siempre he tenido influencias en el más allá, y en esta época tengo más influencia sobre muchos humanos y los pocos yōkais que quedan, por tanto está tarde pasaré a cenar al templo para dejarte dos propuestas de trabajo. —El albino solo miraba con indiferencia y cierto asombro en sus ojos.

Su madre lo invitó a tomar un café y una pequeña merienda, para poder discutir temas diversos sobre la vida diaria de su hijo, sabía que los monosílabos de su hijo probablemente tendrían fin pronto, lo amaba tanto pero quería que él también pudiera expresárselo.

Pasó el resto del día, regresó al templo junto a la Higurashi, escuchaba atentamente sus anécdotas, sus pequeños problemas escolares y sobretodo las explicaciones sobre lo desconocido para él.

Llegaron y fueron recibidos está ocasión por la madre del demonio, tomaron asiento en el comedor para prepararse a degustar sus alimentos, pero está ocasión hubo un cambio.
—Cachorro mío, cómo bien te comenté hace rato, debes tener un empleo y he encontrado dos que se ajustan perfectamente a tus necesidades —todos miraban expectantes a la albina, mientras ésta depositaba dos carpetas frente al joven —cómo verás tienes una meta que cumplir, un gobernante no debe carecer de empatía, humildad y tolerancia, y tú querido hijo has tenido un gran avance, pero no podemos dejarle todo el trabajo a mi querida Kagome. Tienes que seguir aprendiendo por tu propia cuenta y que mejor que trabajar. Aquí te presento dos ofertas, una es trabajar en una casa de retiro para personas de la tercera edad y la otra es en un hospicio, tú decides cuál te gustaría elegir. —Todos en la mesa habían dejado de comer para seguir escuchando la conversación hasta que el albino habló, —Y, ¿si me niego?—respondió el Inu
fufufu, entonces atente a las consecuencias, recuerda que no eres el único en este mundo, que desconsideración para mí pequeña Rin —argumentaba dramáticamente la mujer.
—Hmph —bufó el joven.
La tensión en el aire era agobiante, la mirada de ira no pasaba desapercibida por nadie, hasta que la joven mujer decidió hablar para ayudar al yōkai.
—Sesshōmaru, creo que tú madre tiene razón, esto puede ser un buen entrenamiento para que puedas seguir aprendiendo, si me lo preguntas, yo te sugiero trabajar en la casa de retiro, los sábados podríamos ir los niños y yo a ayudarte —sonrió la joven, mientras él chico procesaba las palabras, realmente no quería pero solo descargó su ira en un suspiro y contestando a su madre —está bien, se hará como se dijo.

La madre del Inu, sabía perfectamente que si tenía a la azabache de su lado Sesshōmaru no se negaría. Habiendo tomado ya la decisión, la mujer tomó de su bolso una caja y se la dió a su hijo.
—Dentro de esta caja encontrarás un celular y en esta otra tengo dos anillos, uno para ti y otro para mí pequeño Shippō, esto les ayudará a ocultar su forma Yōkai y pasar desapercibidos.
—Este Sesshōmaru desea saber qué es una casa de retiro y qué debe hacer.
Fufufu, bueno querido hijo, este lugar te pondrá a prueba en todo momento. Mi querida Kagome me harías el honor de explicarle con lujo de detalle. —se burlaba internamente de su vástago.
Tehehe, bueno verás... —dió un suspiro y comenzó a relatar —una casa de retiro es donde los humanos más viejos usualmente terminan su vida, muchas veces estos viejitos no tienen familia y llegan a este lugar para poder recibir atención y cuidados, ya que por su avanzada edad no se pueden mantener. La mayoría de ellos padecen de enfermedades de cualquier tipo, cómo lo es perdida de memoria, alguna afección cardíaca, entre otras cosas. Estás personas requieren mucho cuidado y amor, ya que muchas veces ellos permanecen en una soledad perpetua y que mejor que brindarles alegría y felicidad lo que les resta de vida. —el joven Inu no sabía cómo responder ante esto, no quería hacer retroceder el avance que había logrado con la azabache, se debatía mentalmente con su bestia quien defendía el progreso de cortejo y el otro su orgullo. La bestia argumentaba que era su misión y que no fallaría, ni mucho menos retrocedería ante el avance del cortejo.
—Veo que te han dejado sin palabras cachorro —la bella dama solo veía como si hijo y su bestia se debatían. —Ahora bien, tú deber será ayudar a cuidar de estas personas,proveerlas, escucharlas y brindarles atención, serás algo así como un enfermero.

Todos en la mesa estaban atónitos, si bien era algo que no se esperaban, el escuchar que el lord sería enfermero era algo del otro mundo. La joven sacerdotisa sorprendida intuyó que el demonio estaba pasando por un trago amargo y que de por medio estaba su orgullo, entonces decidió reconfortarlo, posó su mano sobre la de él, apretando suavemente de ésta y le dijo —Tranquilo, se que puedes hacerlo, confío en ti. Prometo ayudarte.

El albino se regocijó ante tal acto, estaba demasiado feliz que olvidó su orgullo y solo asintió con una ligera sonrisa, algo que descolocó al corazón de la chica.

Out of timeWhere stories live. Discover now