II. Elección

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En la noche
Cerca del río

Después de sacar a Kikyou del agua, Kagome, Shippou y Rin la acomodaron en un lugar seco, mientras Kagome ideaba cómo llevarla de vuelta al campamento con Inuyasha y los demás.

-Shippou, ¿crees que puedes transformarte para llevar a Kikyo con nosotros? -preguntó la joven sacerdotisa al pequeño zorrito.

-¡Claro! Pero ¿tú estás bien? -preguntó angustiado el niño.

Rin, con inocencia, preguntó a Kagome si algo andaba mal -¿Sucede algo, señorita Kagome?

-No es nada, solo necesitamos llevarla lo más pronto posible. Me preocupa su condición en estos momentos y no me gustaría que algo más le pasara -explicó Kagome con determinación, ocultando sus propios temores.

Shippou, impresionado por la valentía de la joven, pensó para sí mismo: "Kagome me sorprende, no puedo creer que tenga tanto valor para hacer esto".

Rin se ofreció a acompañarlos-Señorita Kagome, ¿puedo acompañarlos? Me gustaría saber después del estado de la señorita sacerdotisa.

La sacerdotisa futurista, preocupada por la reacción del señor Sesshomaru, le advirtió -Seguro, Rin, pero me preocupa el señor Sesshomaru. ¿No te regañará si no llegas pronto?

-No se preocupe, el señor Sesshomaru entenderá cuando yo le explique lo que pasó -la pequeña aseguró con confianza

La joven, finalmente accediendo a la compañía de Rin, dijo decididamente -Está bien, Rin. Pues vamos.

Con Kikyou en mente, el grupo se preparó para llevarla al campamento, con la preocupación y el misterio rodeando el estado en el que se encontraba la sacerdotisa.

El pequeño kitsune se lleva volando a Kikyou, mientras Rin y Kagome iban corriendo detrás de él.

Cuando Shippou llega, se asusta al ser atrapado por un Inuyasha enojado y aturdido, quien había olfateado a la sacerdotisa de barro y huesos metros atrás, tomándola entre sus brazos y acomodándola en el suelo para que estuviera más cómoda.

La tensión y la acusación colmaron el ambiente cuando Inuyasha, sorprendido por el estado de Kikyo y la presencia de Kagome junto a Shippou y Rin, saltó a conclusiones sin fundamento.

-¡¿Qué le sucedió a Kikyo!?... ¡Shippou, por qué viene en este estado! -inquirió Inuyasha con urgencia y furia.

El niño, tratando de explicar la situación, comenzó -Bueno, verás...

Inuyasha, sin esperar respuestas, continuó sus acusaciones:

-¡¿Ver qué?! ¡Shippou, responde! ¿Acaso... ¿¡Kagome le hizo esto!? Puedo olerla.

El aire se llenó de tensión, y Sango no pudo contener su indignación -¡¿Cómo puedes pensar en algo así, Inuyasha?!

Mientras tanto, Kagome, escuchando las acusaciones a lo lejos, se apresuró con Rin hacia donde se encontraban sus amigos. Al llegar, se enfrentó a la hostilidad de Inuyasha con una mirada de decepción.

-Shippou, Rin y yo estábamos pescando en el río cuando un monstruo atacó buscándola a ella. Creí que era coincidencia, pero momentos más tarde ella llegó flotando en el río -explicó Kagome, tratando de calmar la situación.

Rin, apoyando la versión de Kagome, agregó -¡La señorita Kagome tiene razón! Nosotros ayudamos a la señorita sacerdotisa a salir del agua. Ella estaba muy herida.

Shippou, tomando una postura firme, defendió a Kagome:

-Así es, ¡perro sarnoso! Kagome solamente ayudó a Kikyo. ¿Cuál es tu problema con ella? ¡Si ella siempre nos está ayudando!

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