4. Encuentro inesperado

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Charlotte Harrison

Volteo en dirección a la voz del hombre. Oliver hace lo mismo mostrando una sonrisa ladina en cuanto ve a sus amigos saliendo del ascensor.

—Tomaremos su palabra solo por hoy ¿Vale? —agrega la rubia caminando junto a su marido tomándolo del brazo.

Antes de salir del restaurante Oliver los invito a tomarse unos tragos en nuestro apartamento. Ambos se negaron por el tiempo y el recorrido hasta su casa, claramente aún no decía la rubia que vivíamos en el mismo edificio.

—Pues son bienvenidos —les digo con una sonrisa acogedora.

Oliver abre la puerta dejándome entrar a mí, seguido de nuestros invitados.

Los pies me duelen, quiero quitarme los tacones pero el que ella aún se vea como diva no le permite a mi orgullo quitármelos.

—¿Desean tomar algo? —invito.

—Si por favor, ¿Tienes tequila? —pregunta ella —. Amo el tequila.

Al menos tenemos algo en común.

Le sonrío y asiento a su petición. «Por supuesto que tenemos tequila, mis ancestros mexicanos se estarían revolcando en la tumba si no lo tenía en mi pequeño bar».

—Si tenemos, cariño ¿Podrías traernos un tequila a Mercy y a mí por favor?

Oliver asiente. Le pregunta a Marcus que le gustaría tomar y éste contesta con su esplendorosa voz:

—Un whisky a las rocas.

Ni siquiera le dice por favor.

Ignoro su orden. Tomo asiento en uno de los tres sofás frente al televisor de pantalla plana y decido quitarme los zapatos. ¡Me están matando!

Mercy y su esposo se sientan frente a mí. El hombre recarga la espalda en el sillón, y ni siquiera me doy cuenta que, cuando estoy quitándome el calzado su mirada se cruza con la mía cuando levanto la cara.

—Lo siento —me disculpo mirándolo a él y después a la rubia —, pero es que ya no los aguanto.

—No te preocupes, estás en tu casa, no te sientas mal —habla Mercy —. Es más yo también me los quería quitar desde que bajamos del coche.

Ambas soltamos una risa. Ella imita lo mismo que yo y por siento el alivio recorrer mi cuerpo cuando estoy libre.

—Qué bonita alfombra —dice Mercy mirando el apartamento —. Me gusta la decoración, tiene estilo.

—Gracias, mi esposa lo decoró —agrega Oliver acercándose con dos botellas: una de tequila y otra más de whisky.

Me levanto del sillón en dirección al pequeño bar junto a la cocina, tomo dos vasitos para chupitos mientras Oliver sirve hielos en dos más para whisky.

Después de servirnos cada quien su trago, Oliver y Marcus comienzan hablando de trabajo. Sobre todo del trabajo que hace Marcus.

—Ya sabes como es mi padre, todo quiere perfecto —dice el señor oscuro.

—Por eso precisamente me alejé de toda esa mierda, me frustra seguir ordenes —agrega Oliver.

—Pero Marcus no las seguirá, él será el dueño —aclara Mercy acariciándole el hombro.

No sé si estaré loca o qué, pero me he dado cuenta que Marcus no es para nada amoroso con su mujer. Quizás, y solo quizás sea que no le guste mostrarse tierno en público. Oliver podrá ser muy posesivo, pero si muestra los sentimientos. Oliver es amoroso.

PERVERSOS 1° SeducciónWhere stories live. Discover now