39. Ebullición - Parte II

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Oliver Archer

La cabeza me palpita con fuerza, el sabor en mi paladar es asqueroso, y las ganas que tengo de vomitar se hacen presentes cuando abro los ojos.

La luz que se cuela por la ventana de la habitación me ciega. «¿Dónde estoy?» Me pregunto al no reconocer el lugar. Me levanto a duras penas sentándome en la orilla de la cama. Estoy desnudo, así que lo siguiente que hago es cubrirme con la primera sábana blanca.

Mierda, ¿Qué hice?

Volteo con sumo cuidado a mi lado... pero agradezco tanto que no haya absolutamente nadie en la cama. Dejo sacar el aire contenido de mis pulmones. Me levanto, busco mi ropa y me cambio tan pronto como puedo.

—¡Por fin despiertas cuñadito! —exclama Nerón apareciéndose de la nada.

—¿Dónde estamos Nerón? —pregunto, buscando mi ropa debajo de la cama —. ¡¿Por qué mierda estoy desnudo?!

—Tranquilo —se ríe —. Ayer nos pusimos una borrachera que ni yo me la creo eh —sigue riéndose, y que lo haga me pone los nervios de punta.

—¿Por qué estoy desnudo? —espeto.

Nerón se ríe de nuevo. Encuentro mi ropa, la pongo en su debido lugar y comienzo a preguntarme si engañé a Charlotte con alguna otra mujer.

—¿Engañé a...?

—No, ni quisiste cuñadito, y mira que había dos gemelas dispuestas a todo por follar contigo.

Vuelvo a soltar el aire contenido. Me pongo los zapatos, el abrigo y me dirijo al primer baño que veo en la habitación. Me lavo la cara, me enjuago la boca y después salgo al recibidor donde ya me espera Nerón. Me ofrece un vaso de jugo y un par de pastillas para el dolor de cabeza. Comienza a decirme que anoche nos pusimos una borrachera que ni siquiera recuerdo, y que después las gemelas que él dice nos invitaron a una habitación en el hotel.

—Tú no quisiste, te dije que no diría nada a mi hermana y aun asi te negaste.

—No es que sea bien visto que me revuelque con una cualquiera frente a mi cuñado —le digo.

Se encoge de hombros. Esperamos a que nos traigan el coche en la entrada del hotel, y no paso desapercibidas las miradas que nos lanzan todos. Nerón comienza a reírse.

—Han de estar preguntándose quien será el pasivo, si tú, o yo —dice él carcajeándose.

—Me vale mierda, quiero llegar y dormir en mi cama.

Me pongo unos lentes oscuros que ni siquiera recuerdo haber traído. El botones nos trae el coche aparcándolo frente a nosotros, y ambos subimos.

No recuerdo nada, solo imágenes borrosas en donde bailo con mujeres, brindando un sinfín de veces con Nerón, entre otras estupideces que es mejor ni recordar, sobre todo la parte en la que estoy platicando con una mujer de mayor edad, llorando por Charlotte.

Para cuando llegamos al edificio, lo primero que veo son la infinidad de llamadas de un número desconocido. Le resto importancia al ver que no son de Charlotte. Nerón se desvía del camino diciéndome que irá por un café. Al llegar a la recepción, me encuentro con Marcus y las gemelas.

—¡Oliver! —exclama Dilsea al verme, abalanzándose sobre mí para darme un abrazo —. Joder, apestas a licor, deberías bañarte.

—¿A si? Tú te ves ridícula con esas botas —le digo, riéndome.

—Imbécil.

—¡Andando! —les grita Marcus, sin hacerme el mas mínimo caso.

Extraño.

PERVERSOS 1° SeducciónWhere stories live. Discover now