13. Culpas

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Charlotte Harrison

—Sí que eres tonta pajarita —me insulta Izan.

Ignoro su comentario. Nay me defiende diciéndole que me deje en paz mientras me maquilla el chupetón que me ha hecho Marcus.

—No sé qué haré si lo ve... ¡No sé qué haré!

—¡Basta! —Nay me mete una bofetada. —Basta, ya pasó y no hay vuelta atrás, si lo ve se lo dices y sales corriendo de ahí porque no sé de lo que sería capaz ese hombre de hacer si se enterara.

Estoy nerviosa. Estamos en horario de comida y Nay e Izan han traído la suya para acompañarme a comer. Después de maquillarme la cosa que delataría mi infidelidad, decido tranquilizarme y pensar en una buena excusa por si Oliver la ve.

—Podrías decirle que te lo hice yo —bromea Izan. —Ya sabes que le encanta pensar que te quiero follar.

—¿Y no es eso verdad? —le recrimina Nay.

—Sí, pero ahora estoy embrujado por una mujer de muy buena...

—¡Cállate! —exclama Nay tapándole la boca.

Después de un buen rato se van. Trato de ponerme nerviosa cuando se llega a la salida, mucho menos ponerme nerviosa cuando llego al apartamento donde se supone vivo con mi marido. Pero fallo en el intento porque lo estoy. Estoy nerviosa a más no poder, estoy que me muero si Oliver se entera que le he sido infiel con su mejor amigo.

¡Maldita zorra!

La he jodido. La he jodido y mucho. Follar con el mejor amigo de mi marido es de zorras, de... de...

Abro la puerta del apartamento y el aroma a comida inunda mis fosas nasales. No es el aroma lo que me sorprende, ya que Oliver suele cocinar a menudo —claramente es mejor cocinero que yo —. Lo que me sorprende es ver a la mujer de melena negra como la de Oliver, seguido de un hombre mayor que se le parece, así como también veo a su gemelo Omar.

—¡Charlotte, querida! —exclama Elisa, la mamá de Oliver.

—Señora...

Cierro la puerta. Cuelgo el saco y la bolsa en el perchero de al lado, mientras observo como me inspecciona la mujer que me odia. No es raro que lo haga, Elisa Archer odia a medio mundo que se lleva a uno de sus hijos.

—Pero que agradable visita —miento.

Tantas mentiras me llevaran al infierno.

—Ay, no te hagas Charlotte, acepta que no es para nada agradable —inquiere Omar, el gemelo de Oliver.

—Omar, como siempre de impertinente —digo.

Lo saludo con un casto beso en la mejilla, al igual que a su padre quien se encuentra sentado al lado de su esposa.

—Señor Archer, un gusto volver a verlo. —Digo.

De los Archer, él es quien mejor me cae.

—Hola hija, me da gusto verte de nuevo.

—Cariño, llegaste —dice Oliver acompañado de Lucy.

¡Gracias Lucy por aparecer!

Se me ilumina el rostro en cuanto la veo. Escucho decir a la señora Archer algo como: claro que se alegra por ver a Lucy, ella ni siquiera sabe cocinar. Pero la ignoro. Me he acostumbrado al rechazo de su madre que cuida a sus hijos como mamá gallina. Espera a que alguien se les acerque para picotearte.

—¿Por qué no me dijiste que venían? —digo en un susurro ya con Oliver en la cocina.

—Ni siquiera yo sabía —afirma utilizando el mismo tono de voz. —Solo vinieron de pasada, así que supongo se van a ir pronto.

PERVERSOS 1° SeducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora