11. -No es un error.

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«Crees que sabes todas tus posibilidades. Entonces, otras personas llegan a tu vida y de repente hay muchas más.»

-El reino de la posibilidad de David Levithan.

El sonido de los cubiertos es todo lo que se escucha en la mesa

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El sonido de los cubiertos es todo lo que se escucha en la mesa. Papá está en silencio, lo ha estado desde que comenzamos a cenar y el ambiente es tan incómodo que estoy rogando porque esto acabe pronto.

—Así que ¿ya entregaste el listado de universidades? —inquiere Gema. Observo a papá de reojo.

—No, aún quedan algunos días más —confieso—. No quiero apresurarme.

—Tienes toda la razón, es una decisión importante. ¿No lo crees, Patrick?

—Lo es —responde papá sin mirarme.

El silencio vuelve a consumirnos.

—¿Y has decidido la carrera para...?

—Gema por Dios, ¿de verdad tenemos que hablar de universidades en la cena que debería ser de nuestro aniversario? —me aparto de la mesa cuando papá interviene en tono molesto.

—Patrick...

—Te pedí expresamente que era una cena para nosotros, solos, Gema. Por algo enviaste a Austin con la niñera, y supuse que Dereck se largaría como siempre lo ha hecho.

—El que Dereck esté aquí ahora no hace ninguna diferencia, Patrick —objeta—. Podemos disfrutar de una cena tranquila.

Mi padre gira hacia mí.

—¿Por qué mejor no desapareces como siempre lo has hecho, y me dejas cenar tranquilo con gema? —demanda—. ¿Por qué justo hoy decidiste quedarte a cenar?

Aprieto la mandíbula, mi cuerpo entero está tenso mientras me doy cuenta de lo molesto que luce.

—Porque yo se lo pedí, Patrick —interviene Gema—. Porque quiero ganarme a tu hijo...quiero...

—No tienes que ganártelo. Él tendrá que respetarte le guste o no —afirma—. Toda esta fachada de madre no debes de aplicarla con él.

Cierro los ojos al escucharlo, el corazón se me encoge y suelto una maldición.

—Fuiste muy amable, Gema —hablo al fin—. Pero como verás, no soy bien recibido en la mesa. —Me incorporo, ella extiende la mano y me obliga a sentarme de nuevo.

—Quédate, Dereck.

—Si quiere irse, deja que se largue.

—¡Se va porque tú lo estás echando! —grita ella—. Quiero conocer a tu hijo, ¿tan malo es eso para ti? ¿Por qué no quieres que lo haga?

—Gema, en serio gracias, pero es mejor que me vaya. Déjalo así —quiero que deje de insistir, que me deje marcharme de casa porque si permanezco un minuto más, todo va a irse al carajo.

Atracción mortal.Where stories live. Discover now