Capítulo 8: Zeus.

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ISABELLA

Luego de comer pasamos al salón para comenzar con el proyecto, armamos en menos de dos horas el informe y ahora estoy a la espera de Christopher que salió a comprar materiales para comenzar con la maqueta.

Así que mientras lo esperaba subí a darme una ducha, me despoje de mi ropa una vez entre en mi habitación y me apresure a entrar a la ducha una vez que el agua caliente empezó a correr.

Jabone con sumo cuidado mi cuerpo golpeado, pero ustedes se preguntarán ¿Por qué no se cura con magia? Pues bueno, para poder hacer conjuros debemos estar en buen estado físico, si nos encontramos débiles pueden salir mal y tener efecto rebote.

Por ende, no podría sanarme porque mi cuerpo estaba aún muy débil.

Suelto un suspiro cuando termino de enjuagar mi pelo y apago la ducha, corro la cortina plástica agarrando la toalla para envolver mi pelo luego de escurrirlo y salgo de la ducha cubriéndome el cuerpo con otra.

Me afirmo en el lava manos un segundo admirando mi cuerpo golpeado en el espejo, ojalá estos meses pasen rápido para cumplir la mayoría de edad donde obtendré a mi loba y poder largarme de aquí.

Salgo del baño para buscar ropa y cubrirme antes que Christopher llegue, no hace mucho que se fue, pero mejor estar lista antes. Dejo el conjunto encima de la cama mientras me acerco a la ventana que da hacia el bosque, desenredo la toalla de mi pelo comenzando a pasarla por mi cuero cabelludo sacando cualquier exceso de agua que haya quedado.

Me giro nuevamente hacia la cama para vestirme y un chillido de la impresión sale de mi boca en conjunto con un leve saltito.

– Joder, Christopher ¿Qué haces ahí?

Una de mis manos se posiciona en mi corazón por el susto de verlo parado en la puerta de mi habitación, apoyado ligeramente con el hombro en el marco de esta. Sus ojos están fijos en mi cuerpo provocando que los nervios se hagan presentes.

– ¿Chris?

Pregunto mientras observo como comienza a caminar en mi dirección mientras me recorre con sus ojos enviando ondas de calor por cada zona. ¿Por qué me siento así?

Llega frente a mi conectando su mirada con la mía y sus pupilas están tan dilatadas que casi de vuelven negros por completo eclipsando ese celeste cielo tan lindo que posee. Mis pies se quedaron estáticos en mi posición y siguen estándolo a pesar de que mi cuerpo grita que tome distancias del suyo.

– ¿Sucede algo? – pregunto nuevamente.

Niega con la cabeza al mismo tiempo que una de sus manos se acerca a mi brazo para acariciarlo levemente con sus nudillos, comienza a ascender hacia mi hombro sin apartar la vista de mis ojos.

Es idea mía o hace mucho calor en el cuarto.

Sus nudillos se convierten en la yema de sus dedos cuando llega hacia mi clavícula, continuando con su ascenso hacia mi cuello donde su pulgar se posiciona donde esta mi pulso, mi acelerado pulso.

Trago saliva cuando mueve su mano hacia mi nuca afirmándome firmemente de ella y su rostro comienza a acercarse al mío rozando nuestras narices, pero mi ceño se frunce ligeramente cuando sus ojos ya no son completamente celestes, sino que destellos rojizos se muestran en ellos.

Zeus.

– Zeus. – digo llamando su atención – ¿eres tú?

– Hola cariño. –ronronea volviendo a alejar su rostro para mirarme a los ojos – ¿has pensado en nuestra propuesta?

RechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora