Capítulo 61: Confractus ossa.

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CHRISTOPHER

– Hijo mío, este es nuestro territorio. – dice mi padre conmigo sentado en sus piernas acariciando mi cabello, – nuestra manada, nuestra familia.

– ¿Es nuestro papi?

– Así es mi lobito, – se coloca de pie junto conmigo agarrado mi pequeña mano, – ¿quieres ir a recorrer nuestro hogar?

– Sí papi.

Comenzamos a caminar despacio admirando todo, su mano arropa la mía mientras elevo la vista para admirar al hombre a mi lado que me da una gran sonrisa.

– ¡Christopher! – la voz de Marcos me saca de mi recuerdo, estoy de rodillas en el suelo a unos metros del cuerpo sin vida de mi padre, el dolor en mi pecho no se va y dudo que lo haga algún día, – Lo siento hermano, pero debes reaccionar esto aun no acaba.

Levanto el rostro recorriendo con mi vista nublada el lugar viendo como Isabella y Brenin derrotan a los últimos miembros del equipo de Liam, mientras este último está siendo rodeado y golpeado por las sombras.

Como puedo me pongo de pie caminando hacia el pelinegro.

Las sombras revolotean entre sus pies como si fueran un mar negro, cada cuanto una se materializa en forma de persona y lo golpea volviendo a derretirse en el suelo. El rostro de Liam esta golpeado, pero no como quisiera.

Llego junto a ellos y las sombras se hacen a un lado dándome lugar, pero aun rodeándonos. El pelinegro esta hincado en una rodilla respirando forzosamente. Alza su vista para mirarme y la burla se instala en su pecho.

Mi respiración se agita y mis manos se cierran en puños mientras lo observo.

– Ingeniosa idea la de tu perra arrebatarle las sombras a Jaime – escupe sangre a mis pies. – ¿Qué paso? ¿Extrañando a papi?

Zeus gruñe y lloriquea al mismo tiempo en mi interior, siento como toma parcialmente el control de mi cuerpo abalanzándose hacia Liam para comenzar a golpearlo.

Golpe tras golpe en su rostro, nuestra visión es roja. El dolor en mi pecho al recordar como saco el corazón de su pecho. Como sus ojos conectaron con los míos antes de que la luz se apagase en ellos.

Un grito sale de mi garganta logrando que me arda debido a la fuerza mientras no dejo de golpear a Liam. Puedo escuchar los gritos a mis espaldas. Pidiendo que me detenga, pero no lo haré. No merece nada. Merece morir. Como él lo hizo.

– ¿Sabes lo que hace el Alpha hijo mío? – pregunta mi padre mientras caminamos por el bosque de la mano.

– ¿Cuida a la manada? – digo con duda admirándolo.

– Exacto... protegemos a nuestra manada, nuestra familia – responde hincándose frente a mí–. Nos encargamos de proteger a todos aquellos que no pueden, somos el corazón de la manada, velamos por los indefensos de todo aquel que quiera dañarlos.

– ¿De todos papi?

– De todos mi lobito – acaricia mi pelo dejando un beso en mi frente.

– ¡CHRIS! – detengo mis golpes cuando la voz de Isabella llega a mis oídos.

Me coloco de pie con la respiración acelerada, mi pecho sube y baja con fuerza. Liam comienza a reír escupiendo sangre sentándose en el suelo con las piernas estiradas. Muerto. Lo quiero muerto.

– Amor...

Volteo mi vista hacia ella, me mira con dolor, con cautela. Su olor llega a mi nariz entregando un poco de calma, quiero fundirme en ella, que me acobije, como él lo hacía cuando era niño, que me haga olvidar. Las lágrimas amenazan con derramarse por mis mejillas, pero las retengo.

RechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora