Capítulo 23: Dolor.

44.7K 3.9K 1K
                                    




CHRISTOPHER

– ¡Christopher!

Escucho como me llaman a mi espalda, detengo mi andar rodando los ojos y soltando un gran suspiro. Volteo y la melena rubia de Brett se hace presente. Ha estado persiguiéndome todo el día para hablar y la he ignorado.

– Dime.

Pregunto ya agotado de su insistencia, Marcos ya se encuentra donde acordamos y las horas pasan, debo llegar rápido para tener todo listo a tiempo.

– Me has esquivado todo el día ¿Qué te sucede últimamente?

– Nada, te dije que lo nuestro acabo y simplemente no me apetece tenerte cerca, tu olor ya no me agrada.

– Eres un cabron ¿Lo sabias?

– Sí.

Respondo con una sonrisa ladeada provocando que su rostro se coloque rojo por la rabia, doy media vuelta para dar terminada la conversación y encaminarme a su auto, pero sus palabras me detienen.

– ¿Es por ella verdad? – pregunta con un deje de burla – por Isabella.

Su nombre se siente horrible pronunciado por sus labios, más cuando lo dice con desprecio. Volteo para verla con el semblante serio sin demostrar nada.

– ¿De qué hablas?

Me hago el desentendido.

– Oh vamos, no me tomes por idiota porque no lo soy. – se acerca a mi acariciando un mechón de su pelo – sé que te estas acostando con ella.

Mi corazón se detiene unos momentos y mis músculos se tensan, la sonrisa en su rostro da a entender que se divierte con la situación y mi silencio seguramente le confirma lo que dijo.

– La verdad espere que me remplazaras con alguien mejor. – suelta una risa – pero ahora la verdad me siento un poco mejor al que es ella, la fenómeno, al menos sé que cambiaste carne por charqui.

PERO QUE SE CREE ESTA RUBIA TEÑIDA VINIEDO A HABLAR ASÍ DE MI CHIQUITA. – gruñe Zeus.

Mi ceño se frunce y el enojo comienza a hacerse presente.

– No hables así de ella. – gruño intentando controlar a mi lobo.

– Aw si hasta la defiendes. – dice llevando sus manos al pecho fingiendo ternura – dime una cosa...

Se queda en silencio por un par de segundos mirándome con malicia.

– ¿Por eso golpeaste e hiciste que le diera latigazos a Liam?

Ese maldito hijo de perra.

– No sé de que hablas. – respondo manteniendo la mentira.

– Oh sí que lo sabes ¿Y sabes que sucederá ahora?

Niego con la cabeza guardando mis manos en los bolsillos de mi pantalón manteniendo mi postura relajada.

– Vas a rechazarla. – aprieto la mandíbula y la observo con odio cuando queda a centímetros de mi cuerpo – ya sé que es tu mate, pero veras... si yo no puedo tenerte ella menos, así que la rechazaras.

Trago saliva pesadamente y mis barreras caen, mi cuerpo se tensa y relaja al mismo tiempo, los nervios invaden mi cuerpo y pequeñas gotas se sudor se forman por él.

– ¿C-como supiste?

Su carcajada suena por todo el estacionamiento que ya se encuentra desierto y la incomodidad crece en cada poro de mi piel. Se supone que nadie sabía. Solo marcos y se enteró hace unas horas.

RechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora