Capítulo 30: Poder.

50.1K 3.7K 597
                                    




ISABELLA

Mis ojos siguen cerrados mientras escucho la pregunta que me hizo. ¿Estas ocultando tu olor? Joder, sí.

– Nos descubrió. – se burla Ágata – ¿podemos dejar fluir nuestro aroma y que nos distinga?

– No.

Bufa. – ¿Por qué no? Es nuestro mate.

– ¿Acaso no recuerdas lo que sucedió la última vez? ¿Qué te hace creer que ahora será distinto?

– Quizás cambio. – susurra con tristeza – lo quiero.

Maldigo en mi mente y vuelvo a abrir mis ojos observándolo. Sigue igual de guapo que siempre. Los años le han hecho justicia, sus rasgos son más masculinos que antes. Esta mas musculoso. Más grande. Pero las ojeras bajo sus hermosos ojos cielo no pasan desapercibidas.

– ¿Isi? – vuelve a hablar – ¿Por qué ocultas tu olor?

Carajo, ahora que hago.

– No tengo porque darte explicaciones. – respondo borde para evitar el tema.

Sus ojos se oscurecen mostrando ápices de tristeza e inmediatamente me siento mal. Asiente con la cabeza bajando la vista el suelo y las ganas de acercarme para abrazarlo y decirle que no quería decirlo así me abarcan.

Joder. Maldito lazo.

– Tienes razón, no soy nadie. – vuelve a mirarme – ¿sabes? Es extraño verte aquí luego de dos largos años.

Trago saliva y juego con mis dedos tras mi espalda.

– ¿Cómo haz estado? – pregunta rodeando su escritorio – te ves bien, feliz.

– Estoy bien.

Se que espera que diga algo más o que quizás le pregunte a él como ha estado, pero no puedo. Mi orgullo me esta jugando en contra. El recordar con la facilidad en la que me rechazo. La facilidad con la que me dejo ir.

Escucho como suelta un suspiro y avanza un paso en mi dirección que yo retrocedo.

– Me alegro. – dice con tristeza quedándose en silencio por un momento – te he extrañado.

Su voz sale casi como un susurro. Niego con la cabeza al escucharlo.

– No.

– ¿No qué? – pregunta volviendo a caminar en mi dirección.

– No puedes decir que me extrañas. – digo con el ceño fruncido.

– ¿No? ¿Por qué no? Es lo que siento.

Una risa sale de mis labios mientras lo observo.

– ¿Lo que sientes?

– Sí.

– ¿Desde cuando lo que dices sentir es de fiar? – pregunto con enojo.

Se detiene a pocos pasos de mí. Su semblante cambia. Mis palabras lo hieren. Y lejos de sentir satisfacción por ello, me duele. El lazo me esta afectando y la verdad ya no creo que sea buena idea quedarme aquí a ayudar.

– Se que no me creerás, debido al modo que terminaron las cosas. – murmura mientras uno de sus dedos roza mi brazo delicadamente sin apartar su vista de la mía. – pero lo hago.

Niego con la cabeza nuevamente e intento alejarme de su tacto, pero rápidamente me agarra la cara con sus manos acercándome a él. Mi respiración se corta y mi pulso se acelera.

– No. – vuelvo a decir cerrando por un momento mis ojos intentando concentrarme y no verme afectada por su olor.

Su delicioso olor.

RechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora