EL CORREDOR

15 5 6
                                    

Melanie siguió el camino por el largo corredor, apoyándose de la pared a su derecha. Se detuvo momentáneamente, y volteó con recelo hacia la puerta doble que limitaba con el piso inferior. Aún repasaba en su memoria, la imagen de ese grotesco sujeto de traje antiguo. Sentía que estaba detrás de la puerta esperando su regreso.

La joven sabía que Ada era la responsable de todo eso. Boris había presenciado como se movía la pintura para sonreírle, y ella, su tétrica transformación. Sus ojos demoníacos eran tan penetrantes, que sentía que la observaba mientras daba cada paso. De pronto, escuchó algo que le paralizó el corazón por un instante. Se podía percibir la risa de una mujer que estremecía todo el sitio.

—Es ella... es Ada —dijo Melanie, mientras contemplaba todo su entorno.

Melanie respiró profundo, se persignó, y avanzó. El corredor estaba lleno de objetos antiguos, pinturas de paisajes, y algunas mesillas de madera llenas de polvo. Mientras caminaba, veía al suelo y podía contemplar manchas de sangre, acompañadas de arañazos; similares a los que observó inicialmente en las paredes. A pesar de que el corredor era amplio, se contemplaban solo tres puertas, dos en el lado derecho, y una en el izquierdo. Esta última era la habitación de Ada en todo su esplendor.

De pronto, de la hendidura inferior de una de las puertas ubicadas a su diestra, comenzó a salir un líquido rojo y espeso.

—¿Eso es sangre? Maldita sea, ¡es sangre!

Viendo esto, se apegó a la pared del lado izquierdo para no pisarla, y empezó a deslizarse avanzando suavemente.

Justo cuando se encontraba al frente, la puerta se abrió repentinamente, provocando que Melanie se apegara mucho más a la pared, mientras su frecuencia respiratoria incrementaba. El recinto se veía oscuro, y se podían oír ruidos de objetos moviéndose en su interior. El terror la consumía reciamente, tanto, que temía encender la linterna para ver quien estaba haciendo esos ruidos. Luego de un instante, escuchó algo que la dejó sin aliento.

—¡AYÚDAME, MELANIE! ¡POR FAVOR, NO ME DEJES AQUÍ!

—¿Boris...?

—¡MELANIEEEE!

Melanie no podía creerlo, estaba escuchando la voz de Boris adentro de esa habitación.

En un instante, se encendieron muchas velas dentro de la alcoba, parpadeando consecutivamente, y mostrándole una escena grotesca. Boris se encontraba en el suelo con su mentón apegado al piso. Él la observaba con tristeza. Sus ojos se ahogaban en lágrimas. Tenía cortadas profundas en su cara, y un pequeño pozo de sangre bajo su pecho. Lo habían herido de tal manera, que estaba desangrándose.

Luego, comenzó a materializarse un ser detrás del joven. Su rostro estaba totalmente cubierto con una máscara de calavera. Tenía unas cuchillas que sobresalían de sus hombros, y en sus manos, una enorme navaja con forma de colmillo. Lentamente se acercó a Boris, y se detuvo justo donde terminaba su espalda. Luego, fijó la mirada hacia Melanie.

Después de un corto tiempo viendo a la joven, bajó su cabeza, levantó el brazo empuñando el cuchillo, y lo clavó insaciablemente en la espalda de Boris, mientras él expresaba con fuertes gritos su intenso dolor.

—¡NOOO! ¡MALDITOOOO! —gritó Melanie con rabia.

El espectro vio a Melanie una vez más. Sacó la navaja de la espalda de Boris, mientras el joven continuaba quejándose. Se adelantó unos pasos de manera muy lenta. Lo tomó del cabello bruscamente, y cortó su cuello de un extremo a otro, degollándolo sin piedad.

—¡NOOOOOO! ¿POR QUÉ HACES ESTO? —exclamó Melanie, irrumpiendo en llanto.

Luego, este ser soltó su cabeza, dejándola caer en un mar de sangre.

Ada, La Pintura del Mal y El Dije del InframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora