Todos conocemos la leyenda de la vela, la leyenda que otorgo los dones a los Madrigales.
Pero, ¿Conocen la leyenda de cuándo el mal encarnó en una persona, para intentar acabar con los Madrigales?
¿No?
Tranquilas, se las contare yo.
≻───── ⋆✩⋆ ────...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
—Ya sabes lo que dicen, nuevo hogar, nuevas aventuras —dijo la mujer abriendo la puerta de su casa —!Anímate un poco, _____¡ Sera divertido, lo prometo.
La chica entró enseguida de su tía a la casa. La casa era pequeña, pero cómoda para ellas dos.
—No he escuchado a nadie decir eso antes, pero si tú lo dices... — dijo encogiéndose de brazos, poniendo su maleta en la mesa —La casa es linda.
—Me agrada que te guste —sonrió, tomando asiento en el sillón —Ah... estoy tan cansada.
_____ se sentó a su lado, dejándose caer entre la comodidad del sillón.
Su cabeza estaba sumergida entre sus pensamientos.
Tantas cosas pasaron en tan poco tiempo, que apenas sentada las puede procesar todas.
Y sin olvidar el cuento que su tía le dijo en el camino. Un cuento sobre una vela mágica, familia con dones, y etc...
No se creyó esa historia, ya era lo suficiente grande para saber que no hay casitas mágicas, ni nada por el estilo.
Los ronquidos de su tía la hicieron volver a la realidad.
La joven suspiró y se levantó del sillón. Si iba a vivir desde hoy en esta casita, entonces quería recorrerla.
La cocina y comedor estaban cercas de la sala, así que se adentró más a los pasillos. Ahí pudo observar varios cuadros colgados.
En uno parecía ser su tía de pequeña jugando con una cuchara, en otra era sus abuelitos sentados en una banca, y por último una en dónde estaban sus papás recién casados.
Se quedó admirando esta foto por un poco más de tiempo.
Decir que no los extrañaba sería una mentira, los extrañaba demasiado.
Sin siquiera notarlo unas lagrimas salieron de sus ojos, se llevó su mano en un intento de secarlas, pero solo seguían saliendo más y más.
—_____... —su tía la llamó detrás suyo. No quería que la viera llorar —Sé que es duro para ti, para todos lo es.
La castaña se volteó para ver a su tía, quién también tenía los ojos acuosos.
—Tus padres deben de estar muy orgullos de ti, ¿Lo sabes? —dijo retirando una lagrima del rostro de la chica
_____ solo asintió, sorbiendo su nariz.
—¿Qué tal si hacemos algo para animarnos, te parece? —la castaña sonrió de lado y asintió —!Estupendo¡ ¿Qué te parece si hacemos galletas?
—Galletas suena bien —respondió
—Tengo todos los ingredientes, menos harina, ¿Te importaría ir a la tienda a comprarla?
