Todos conocemos la leyenda de la vela, la leyenda que otorgo los dones a los Madrigales.
Pero, ¿Conocen la leyenda de cuándo el mal encarnó en una persona, para intentar acabar con los Madrigales?
¿No?
Tranquilas, se las contare yo.
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El sol estaba a mitad del cielo, indicando que debía de ser al rededor de las doce o una de la tarde.
Era una tarde tranquila. El pueblo descansaba de la noche anterior (de la fiesta de _____)
Pero había tres personas que no estaban para nada descansando.
Camilo, Carlos y _____
Los tres tenían un lío en sus cabezas, y querían resolverlo.
Por un lado, _____ estaba en su cuarto.
—¿Pero por qué me beso? ¿Por qué le regrese el beso? —se preguntaba a si misma, mientras caminaba en círculos —¿Le debería preguntar? ¿Cómo se supone qué le pregunte? ¿Y si él no quiere hablar de eso?
Por otro lado, Camilo estaba en el jardín.
—¿Le gustare? ¿Por eso me habrá continuado con el beso? —movía un pie de arriba a abajo, con nerviosismo—¿Me odiara su tía por besarla? ¿Estará _____ enojada conmigo?
También estaba Carlos, quién acariciaba a su gato.
—¿Qué opinas bigotes? ¿Camilo es un mentiroso y le gusta _____?
—Meow —maulló bigotes el gato.
—Sí, opino lo mismo. ¿Crees que debería preguntarle?
—Meow
—Gracias, bigotes —sonrió y dejo al gato en el suelo.
Los tres chicos a la misma vez asintieron con determinación. Tenían que resolver sus preguntas, y para eso tendrían que verse cara a cara.
Carlos quería hablar con Camilo.
Camilo quería hablar con _____
_____ quería hablar con Camilo.
Nada de esto terminaría bien si se encuentran los tres a la vez.
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Camilo trotaba en dirección a la casa de la chica. No faltaba mucho para llegar.
Tenía tanto que preguntarle, pero a la vez tenía un poco de esperanza.
