COBRA KAI |Johnny Lawrence|

CAPÍTULO 3

  El primer cumpleaños que pasaba Lucy sin su padre. Le dolía el hecho de no tenerlo junto a ella, tampoco tenía noticias de él, ya que sus cartas iban, pero no volvían. En su primer cumpleaños la pasaría junto a su madre, família de parte de ella y de su padre y sus vecinos, éso implicaba a Johnny y sus papás.
No la pasaba para nada mal, habían unos inflables, mucha comida, algunos vecinos de su misma edad se habían sumado al festejo. Se sacó muchas fotos con Johnny y estaba muy feliz por tenerlo junto a ella, aunque le doliera el hecho de que no estaba su otra persona favorita.

La noche había caído ya. Los papás de Johnny se habían marchado, pero él aún permanecía ahí junto a Lucy, sus primos y sus otros vecinos.

— El juego de la botella. ¿Jugamos? — preguntó una de las niñas que vivían en frente de la casa de la morocha.

Se trataba de Ali Mils. Una niña muy respetada en el pequeño barrio millonario. Tenía la misma edad de Johnny y Lucy, era de tamaño pequeña, delgada, usaba ropas de marcas de las más caras y su cabello era rubio ondulado.

— Yo no juego, tengo novia. — habló Johnny a punto de levantarse, pero Ali lo detuvo con una sonrisa.

— Tranquilo Johnny. Ella no se enterará. — le dijo divertida, mientras se volvían a sentar.

— En realidad, si. Estamos en su cumpleaños. — respondió John soltando una carcajada junto a Lucy.

Ali levantó su ceja y se fue de allí. Los primos de la cumpleañera también rieron y dijeron que querían ir a la playa. Todos pidieron permiso, lo cuál si se la dieron a algunos.

Caminando de la mano por la orilla de la playa. Lucy no se atrevía a hablarle. Se sentía nerviosa, lastimada y muy dolida. No sabía cómo empezar aquella conversación, pero al tomar el valor, se dio la vuelta y le tomó las manos.

— ¿Qué ocurre, Lucy? — preguntó con un tono de inocencia. Ya comenzaba a esconderse el sol y en la playa se veía hermoso.

— Debo darte ésto. — sacó del bolsillo de su short una pequeña caja blanca y se la entregó al niño rubio.

Éste lo tomó en sus manos y lo abrió. Sonrió ampliamente al ver su contenido, el regalo le había encantado.

— ¿Te gusta? — preguntó y Johnny asintió rápidamente para luego abrazarla.

— Está hermoso. Aunque yo debería de haberte dado algo así para tu cumpleaños. — habló y rió levemente.

— Me gustó el vestido que me regalaste y tu compañía también me gustó. Así que no es necesario. — sonrió. — Pero aparte de ésto, debo decirte algo... — dejó lo dicho a medias.

Johnny la miraba atentamente. Su sonrisa se fue cayendo por cada palabra que Lucy le decía, soltó sus manos y miró al suelo. Sus lágrimas no tardaron en caer a la arena fresca.
Todo iba en cámara lenta y el pequeño John ya no quería escuchar absolutamente nada de lo que ella le decía. Cada palabra era un puñal en el pecho. Se separó de ella.

— ¡No puedes hacerme ésto! — gritó.

Pegó la vuelta, comenzó a correr hasta su casa, mientras la pequeña Lucy le gritaba de lejos. Su voz cada vez era más y más lejana mientras el más corría.

El corazón de Lucy parecía que se rompería o que saldría de su pecho por la forma violenta en la cual comemzaba a latir. Le dolía demasiado volver a Newark a pesar que estuvo en Los Ángeles dos meses.       

      Pero su padre volvería pronto o era eso lo que ella creía....