Es triste pensar que las personas que más amas, son las que más te mienten y lastiman.
Pero la vida es así.
Kreese le enseñaba a su hija lo que son las primeras decepciones de la vida.
Siempre había que golpear primero, golpear fuerte y sin pieda...
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Johnny Lawrence.
Estacionó su motocicleta en una estación de servicio, bajó y pudo notar aquél que lo seguía entrar al mismo lugar que él. No le dio importancia, ya sabía perfectamente de quién se trataba. Entró a la pequeña tienda que éste lugar contenía y compró algunas cosas para comer en algún lugar y unas cervezas, mostró su falsa identidad y se marchó de ahí. Tommy lo seguía esperando afuera encima de su motocicleta y sin quitarse aquél casco tan particular.
Johnny le dio una última mirada y encendió la motocicleta luego de haberle pagado al trabajador que lo atendió en cargarle el combustible. Arrancó y se fue, junto a Tommy que lo seguía por detrás. Johnny le hizo una seña con sus guiños y su amigo cobra se le colocó a un costado.
— ¡¿Qué diablos piensas que haces, eh?! — levantó su voz mientras intentaba no pasarle a su amigo en velocidad. (COLOCAR MÚSICA DE MULTIMEDIA)
— ¡Debemos hablar! — gritó de igual manera, ya que los motores no se dejaban escuchar.
Johnny aceleró y se bajó el protector de su casco, pasando a su amigo y dejarlo detrás. Tommy hizo exactamente lo mismo que el rubio, pero un fuerte dolor de cabeza comenzó a sentir y todo su cuerpo se paralizaba. El motor de su motocicleta rugía y rugía, algo no andaba bien, no podía colocar el cambio y éso hizo que Johnny mirara hacia atrás y pudo ver en cámara lenta cómo su amigo de toda la vida, caía junto a su motocicleta y se hacían trizas contra el asfalto. El rubio paró y dejó tirado su vehículo junto a su casco. Salió corriendo dónde se encontraba su compañero tirado.
— ¡No! — gritó y se tiró a su costado.
Todo parecía ir en cámara lenta, varios autos que no estaban anteriormente ya que la carretera estaba desolada, cortaron el poco tránsito que había. Las lágrimas de Johnny no paraban de caer por su pálido rostro. Tommy estaba ahí, tirado junto a su ropa llena de sangre, las prendas rasgadas y su motocicleta aún enganchada en sus piernas con el sonido del motor encendido, éste la apagó y tocó el rostro de su amigo que comenzaba a tonarse blanco, sus labios estaban morados y llena de raspones, de su cabeza salía sangre.
— ¡Por favor amigo, por favor quédate conmigo! — gritaba, toda la gente comenzaba a acercarse por curiosidad y nadie ayudaba a ambos chicos.
Johnny se acercó al pecho de Tommy, su corazón aún latía, su pulso era muy bajo y él sólo podía llorar y esperar al servicio médico que uno de los autos de ahí había dado aviso.
Pocos minutos apareció una ambulancia, los paramédicos se acercaron rápidamente a los adolescentes. Alejaron a Johnny de la escena, él sólo se podía agarrar la cabeza mientras lloraba y se golpeaba en ésta de la desesperación. Subieron a Tommy inconsciente a la ambulancia, el rubio tomó rápidamente su motocicleta y se largó siguiendo a aquél vehículo que junto a su sirena, le causaban más nervios al adolescente.
