05 Paraguas

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Jamás había notado lo pequeña que es la circunferencia de un paraguas promedio, y lo cerca que tienen que estar dos personas para entrar bajo este.

Si bien la deconstrucción de los modelos hegemónicos de belleza es un camino hermoso y de mucho amor para con nosotros mismos, es también muy arduo. Al notar lo "pequeño" del paraguas, lo primero que cruzó por mi mente fue que si mis caderas no fueran tan grandes probablemente entraríamos mejor.

Tan rápido como ese pensamiento apareció en mi, pude hacerlo a un lado.

Durante mi juventud, mis grandes caderas, muslos gruesos y trasero prominente habían sido objeto de todo ese desprecio que la sociedad nos enseña a destinarnos cuando algo en nuestros cuerpos se aleja de los modelos "ideales" y, para la mayoría, inalcanzables. Esos modelos que están en todas partes, que salen de revistas y programas de TV, que se reproducen en redes sociales y se personifican en todas esas palabras que repetimos, muchas veces sin darnos cuenta.

Yo crecí con esas palabras. Mi madre es de esas personas que siempre que se veía al espejo recalcaba todas esas cosas que "estaban mal" en su cuerpo, y al llegar yo a la pubertad, comenzó a decírmelas a mí también.

Durante mi adolescencia no toleraba mi cuerpo, llegando al punto de casi odiarlo. No me importaba que, por ejemplo, mis muslos gruesos fueran, en buena parte, producto de todas las actividades deportivas que realizaba, y lo mucho que me divertía con ellas. Lamentablemente caí en cuanta dieta restrictiva la Cosmo presentaba mes a mes. Soy afortunada de que nunca haya pasado a mayores, pero conozco a varias personas cuya vida llegó al límite de casi extinguirse producto de esos artículos que colmaban las revistas.

Me gusta pensar que el mundo, de a poco, se ha vuelto más amable, y que ahora es más normal repensar estas temáticas, para poder repensarnos a nosotros mismos. Tal vez sea muy idealista, pero me gusta pensar que podemos aprender de nuestros errores.
Uno de mis primeros actos de amor propio, fue comenzar a pensar mis muslos, sede máxima de mis muchas inseguridades, como "muslos poderosos". Nunca lo dije en voz alta, pero si me lo digo a mi misma cada vez que esta clase de pensamientos intrusivos se hace presente.

Mi rumiar mental fue interrumpido por Hoseok.

-¿Todo bien?- Preguntó sonriendo ligeramente, mientras caminábamos a paso más lento de lo usual, intentando mantenernos ambos cubiertos, a resguardo de la lluvia que no se dignaba a parar.

- Sí, perdón, ¿Me quedé en silencio mucho tiempo? Es que me perdí un poco en mis pensamientos- Contesté sonriéndole.

- Ms. Daydreamer- Me dijo, ofreciéndome esa gran sonrisa que me deslumbró por la mañana. Reí, y él prosiguió- Hoy me dijiste Mr. Daydreamer- Dijo con un tono tal que me incitaba a explicarle el por qué.

- Sí- Reí nuevamente- Mi amigo Jimin te puso ese nombre.-

- Con que tu amigo Jimin... Interesante- Dijo, y miró al frente, reafirmando a Julie en sus brazos.

- ¿Por qué interesante?- Pregunté con auténtica inocencia.

- ¿Así que le contaste a tus amigos sobre mí?- Volvió a dirigir sus ojos a mí, con mirada divertida.

- Bueno, sí. Seamos realistas, cuántas veces te cruzas con alguien que viene bailando, se le cae la billetera, y cuando se la devuelves resulta no solo ser una cara bonita, sino una persona de lo más simpática.- Respondí, lo más asertivamente posible, subiendo una ceja.

- ¿Así que tengo una cara bonita?- Preguntó, aún más divertido, y con una media sonrisa.

- ¿Qué no habíamos establecido eso ya en el Kinder ? Además estoy siendo objetiva, y es innegable. Como tu dijiste, eres muy guapo- Miré al frente y contesté sonriendo, con algo de timidez, pero con diversión. Algo en su compañía me había empezado a generar comodidad, dándome el coraje de ser honesta.

✨️DAYDREAMER✨️ [ JHS +18 ]🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora