26 💦 Dulce Venganza

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Me tomé mi tiempo en la ducha. Mi cuerpo estaba aún muy sensible y excitado por lo sucedido. Cada toque de mi esponja se sentía exquisito. Hasta el suave perfume de mi gel de ducha de flores blancas se sentía estimulante.

Quería mi venganza, pero no estaba exactamente segura de cómo haría eso.

Decidí untar mi cuerpo con un aceite humectante, de flores blancas también, pues básica y clásica. Y ahí fue cuando se me ocurrió.

¿Y si yo también jugaba ese juego?

Sí, tal vez no soy tan determinada como Hobi, no tengo esa clase de autocontrol. Claramente yo en su lugar no habría podido alejarme y dejarlo en el estado en el que él me dejó a mi, pero podía intentarlo. Después de todo parecía ser una mañana de primeras veces.

Me dirigí al closet y de uno de los cajones saqué una cajita blanca. En una de nuestras escapadas de compras, Jimin y yo decidimos entrar a una lencería erótica que hay en el pueblo vecino. Tiene de todo, desde lo más Kinky que alguna vez haya visto, hasta lo que mi amigo dio en llamar Good Girl garments. Y para sorpresa de nadie, ese fue el estilo que me enamoró.

Nunca había usado ese conjunto en particular, aunque muchas veces lo había sacado de su cajita para verlo porque era simplemente hermoso. Gasa bordada color rosa pastel muy clarito, con delicadas florecitas color crema y detalles en celeste pastel y dorado. Un brallete y su tanga a juego, de esas con pequeños lacitos que son fácilmente desatadas por manos apasionadas.

Me lo puse y volví al espejo del baño. La escena del crimen.

Me sentía tan sensual, era realmente increíble. Nunca había sido muy segura respecto de mi apariencia. Mi historia con mi cuerpo y su imagen no era ningún cuento de hadas, pero había trabajado tanto en quererme todos los días un poquito más, que no podía evitar sentirme orgullosa de mi misma. De estar ahí parada, mirándome.

Admirándome.

Ahí, frente a ese espejo que mostraba las estrías y la celulitis que tenía en la cadera y los muslos desde la pubertad, y las que vinieron después, por subidas y bajadas de peso en las que se suponía me encontraría a mi misma, cuando todavía sentía que el número que una balanza indicara definía mi valor como persona.

Ahí, frente a ese espejo que reflejaba los pequeños mechones de canas que empezaban a hacerse presentes en mi cabellera, que me decían que estaba grande, aunque todavía no sintiera que era hora de cubrirlos con tintura. Ya no era una niñita asustada y triste, ni una adulta jóven pérdida en el mar de sus inseguridades y autodesprecio.

Ahí, frente a ese espejo, usando telas casi por completo transparentes, y no cubriéndome o vistiendo como alguien más predicara que me vería favorecida, me sentí más yo misma que nunca antes.

Ahí, frente a ese espejo donde hace minutos me había visto hacer cosas que no eran exactamente de chica buena, me sentía poderosa.

Poderosa y hermosa.

Poderosa, hermosa y orgullosa.

Y estaba lista para jugar.

Pensé durante un momento si declarar la guerra directamente y bajar así, pero considerando que a esta ecuación había que sumarle una videollamada, opté por ponerme una bata de seda color crema que guardaba para ocasiones especiales.

Años guardando cosas para ocasiones especiales que nunca llegaban. Usarla esa mañana también era parte de tomar el control de mi vida y convertirme en la clase de mujer que quiero ser. Una mujer poderosa y segura. Una mujer que puede decidir que un viernes por la mañana, en la comodidad de su hogar, puede ser una ocasión perfectamente especial.

✨️DAYDREAMER✨️ [ JHS +18 ]🔞Where stories live. Discover now