Capítulo 1: Amores a primera vista.

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Mi hermano y yo estábamos en la calle, enfrente de nuestra casa. Estaba lloviendo.

–La presentadora del tiempo se lució diciendo que harían cincuenta grados –Le comenté a mi hermano, mientras miraba la lluvia.

–Ya sabes qué tienes que hacer –Me contestó–. ¿Sabes que me gusta una chica del instituto?

–¿Uh? ¿Quién? –Le pregunté.

–Una pelirroja. No sé su nombre aún.

–Ah, creo que sé quién es. ¿Esa que siempre lleva pintalabios rojo? –Volví a hacerle una pregunta.

–Sí, y siempre va vestida de rojo –Respondió.

–Sí, sí. Pues es preciosa –Le dije en tono sarcástico.

–¿Sabes quién es? Acho, si es guapísima.

–Sí, lo sé –Contesté–. Creo que era Madelaine o algo así.

–Ah, puede ser. Lo investigaré. ¿Y a ti te gusta alguien?

Me tocó con el codo.

–¿Uh? ¿A mí? –Pregunté eso y tras unos segundos contesté–. Sí, una que es así... no sé cómo explicarlo, a ver, tiene como el pelito así con flequillo y tiene así la cara como así con forma de sartén.

–No sé, con esa descripción parece Elena –Me respondió–. ¿Te gusta Elena?

Y me volvió a dar un toque con el codo.

–Es poco Elena –Le dije–. Le saqué una foto, ¿te la enseño?

–¡Sí, enséñamela! –Exclamó.

Le mostré la foto

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Le mostré la foto. Mientras la miraba, dije en tono sarcástico:

–Esa es poco la Elena, ¿no?

–Joder, que fea, ¿en serio te gusta esa? –Me preguntó–. Si parece la mamá de joven.

Le saqué el dedo.

–¿Algún problema? Igual tú con la Madelaine, que parece que le han pisado la cara.

–Madelaine es super popular en el instituto. Todos dicen que es preciosa.

–Todos menos yo –Contesté.

–¡Eh, tú, illo! –Exclamó un chico–. ¡Tú, gilipollas, que te estoy hablando a ti, illo!

–Daros bulla –Dijo otro chico bastante corpulento, que iba con él.

–¿Qué queréis, pesados? ¿Quiénes sois? –Preguntó mi hermano molesto.

–¿Tenéis algún problema? ¿Los zombis se comieron vuestro cerebro? –Pregunté yo.

Nos pegaron dos puñetazos. De repente, un chico vino corriendo hacia nosotros.

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