Capítulo 18: Dos mujeres y un destino.

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Tras descubrir a la persona que se ocultaba tras la carta y los bombones, me acerqué a ella algo decepcionado.

—¿Vos me tomás por idiota? —me preguntó Jose— ¿Crees que no se que vos me querés, Coni?

—Eu, ¡Boluda! ¿Y Emma? —le cuestioné a Josefina, que parecía ciega ya que estaba mirando a Dios sabe dónde.

—¿Qué Emma ni qué boludeces? —me devolvió la pregunta— ¡Te estoy diciendo que me gustas y sé que tú me quieres!

—¿Qué? ¡Andate, nena, si eso te lo estás inventando! Yo solo quiero a Emma Watson, ¿Entendiste?

De lo que no me había dado cuenta es que Emma estaba justo saliendo del instituto y, por ende, escuchó todo. Nos miró abriendo sus ojos como platos como el maestro de biología y se fue corriendo. Segundos después, la boluda de Jose también salió corriendo entre lágrimas. Me fui, solamente pensando en Emma y si en alguna vez me pediría salir. Al día siguiente, yo esperaba que nadie se hubiera enterado, sin embargo, me encontré con que el chisme ya se había esparcido por todo el instituto. Entre risas y susurros, la tierna estadounidense se acercó a mí.

—Gracias —me miró fijamente con sus bellos ojos.

—Eu, ¿Emma? ¿Por qué? —pregunté, nervioso.

Emitió una leve risa y su amiga Benedetta, que era italiana, continuó con el diálogo de Emma.

—Mi amiga quiere que vayáis esta tarde al cine, ¡Mamma mia! —me explicó, con un acento italiano un tanto icónico.

Miré a la chica que tanto me gustaba y caí en que la gente había escuchado mi conversación con Jose y ahora todo el instituto sabía que tenía un crush en Emma. Me sonrojé al llegar a esta conclusión.

—¿Estás bien? —cuestionó Emma, con cierta preocupación.

—Claro, boluda, dale, decime a qué hora y me tenés ahí —respondí, entusiasmado.

Acordamos una fecha y una hora, y ella y Benedetta se despidieron de mí. Creo que fue el día más feliz de mi vida, pero... ¿Y si Emma solo estaba jugando con mis sentimientos? Esa era una pregunta que me hacía, pero que trataba de ignorar ya que era una boludez.

Álvaro Salazar

—¡No los aguanto más! Te juro que, si pudiera, ¡Mataría a Álvaro! —exclamé, pegándole una patada a una papelera en el acto.

—Si me hubiera percatado antes de la pelea, le habría reventado la cabeza a Sebas contra los casilleros —comentó Mario, golpeando una pared con sus puños.

—Sin embargo... —me calmé a mí mismo, mirando mi pierna que acababa de patear la papelera—. No nos podemos exceder de esa forma, o nos llevarán al centro de menores...

—¡Me da igual, si mi familia es una put* mierd* y nunca dejará de serlo! —exclamó mi amigo, entre lágrimas–. Volvería al pasado solo para morir en lugar de mis padres... ¡Pero me voy a vengar de ese capull*!

—¿Y qué piensas hacer? —cuestioné, con cierta curiosidad al ver a Mario tan enfadado.

—¡Voy a hacer que Sebas y Tamara se peleen! —me explicó, muy seguro de sí—. Cuando ella deje de hablarle, él pensará que nadie lo quiere, se suicidará y... ¡Por fin nos habremos librado de uno!

—¿Y cómo vas a hacer eso? —volví a hacerle una pregunta—. Realmente no es difícil deshacerse de Sebas, sin embargo, Álvaro es popular y siempre está rodeado de gente, además de que es muy cercano a Madelaine.

—Le voy a contar a Tamara que él habló muy mal de ella y, respecto a lo demás, es verdad, al menos Sebas no se escapó con Pía... De momento, supongo —sonrió forzadamente, como si eso fuera a pasar dentro de poco.

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