Daremos un paseo...mientras nuestros padre no estan.

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El cumpleaños de James estaba cerca. Euphemia y Fleamont aún estaban decidiendo que harían por el día de su bebé, no podían buscar en sus recuerdos, en ese entonces el niño no tenía a sus amigos. No les quedo otra que ponerse a pensar.

Alabado sea el día en que Euphemia decidió ir de compras en Londres, donde escuchó hablar sobre un parque temático para todas las edades. Pensó que sería bueno llevar a los niños ahí, después de todo nada podría ser peor que encontrarlos a mitad de un lago.

Estaba claro que no pensó bien, después de todo estamos hablando de los merodeadores y sus padres.

27 de marzo - 20:30 p.m

_Recuerdame, jamás celebrar un cumpleaños en un parque temático, no creo salir vivo una segunda vez...

27 de marzo - ( 8 a.m)

Un sonido de un vaso rompiéndose los hizo levantarse asustados.

Como todo niño normal, esperaría que sus padres lo despertaran el día de su cumpleaños, le den un beso dicéndole feliz cumpleaños y entregándole un regalo o en caso de no tener un niño tranquilo, los padres esperan despertarase al sentir a alguien saltando en su cama, gritando eufóricamente que hoy era su cumpleaños.

Pero...debemos admitir que James era todo menos normal.

Se levanto a las seís de la mañana, con una energía única, corrió a abrir la puerta, al estar en el pasillo se detuvo a pensar.

¿Despertar a sus padres? O ¿Ir a la cocina y hacerse un pastel?

La segunda opción le pareció mas tentadora, después de todo sería una sorpresa para sus papás. Hacer un pastel se veía relativamente fácil cuando ayudaba a su mamá, busco todo lo que pensó iba a necesitar.

Cuando ya tuvo todo buscó un envase lo suficientemente grande para poder mezclar todo. Se subió a un banquito agarró los huevos y los estrelló dentro del envase, hecho la leche, azúcar incluso harina y hasta ahí, mezcló todo con una cuchara...Cualquiera diría que hasta ahí James iría bien de no ser por la cáscara de los huevos.

El problema real llegó cuando eligió el sabor que sería, no podía decir uno por lo que decidió que sería multi sabores, agregó jugo de naranja, un poco de yougurt de fresa y toda cosa líquida que encontró incluso la poción para el resfriado que su papá había dejado ayer en la cocina, agregó mas harina, en todo el proceso James se ensucio con todos y cada uno de los "ingredientes" que había hechado en su pastel. El horno no era un problema se encendía solo cuando había algo dentro por ello James solo tuvo que meterlo.

Luego de eso sin razón o explicación alguna, el pequeño de ahora cabellos blancos acabo en el bello candelabro que colgaba en la cocina.

Tanto ruido en la cocina terminaron despertando a su elfina quien horrorizada vio como el pequeño se reía mientras movia el candelabro como si fuera un columpio, eso la asustaba horriblemente, cosa que aparentemente incrementaba las risa de James.

_Jovén bebé amo James, por favor deje a Pinky bajarlo de ahí_ rogaba la elfina, James negaba firmemente con la cabeza.

_No.

La elfina no podía desobedecer las ordenes de su amo, por lo que en su desesperación acabó derribando un vaso que James había dejado sobre la encimera.

Desesperados bajaron a ver que estaba sucediendo y estaba claro que no era lo que esperaban ver.

James colgando del candelabro de la cocina y la elfina rogando que se dejara bajar, si su esposo no la hubiera sostenido Euphemia habría caído desmayada.

New LifeWhere stories live. Discover now