Las primeras fiestas de muchas

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24 de diciembre de 1965.

Si había algo que los Potter amaban era el Yule, los muggle lo conocían como navidad, el Yule había iniciado ya haces dos días y su casa estaba totalmente adornada para la ocasión, también habían invitado a los otros a pasar las fiestas en su casa, así que ahora estaban en el vestíbulo esperando a sus invitados, días antes habían acordado que pasarían las vacaciones de invierno juntos, así que todos llegaron con sus maletas correspondientes.

La casa tenía espacio suficiente para todos, sin contar que los niños compartirían habitación.

Todos llegaron con la energía suficiente para divertirse y abrir sus regalos, que todos días antes habían llevado ahí.

Luego de acomodarse y desayunar salieron al patio a jugar, dejando adentro solo a Remus, Severus y Lily esta última ayudaba a las mamás con las galletas del yule, Severus y Remus se había quedado con Fleamont interesados en como este cambiaba el color de las llamas de las velas, haciendo preguntas y escuchando atentamente.

Afuera en el patio Sirius, James y Peter jugaban a las carreras en escoba con Peter siendo el árbitro, mientras sentado en el pasto a la sombra de un árbol se encontraba un molesto Regulus, porque su hermano no le dejaba jugar con ellos, diciendo que era muy pequeño para eso, la mirada que el menor le lanzaba a su hermano parecía determinada a hacerlo caer de su escoba.

Regulus no se dio cuenta pero mientras el miraba a su hermano deseando que le caiga un rayo, por no dejarlo jugar, James se acercó y se sentó a su lado.

—¿Quieres jugar?— pregunto tomando con sus manos un poco del pasto.

—Sirius nunca me va dejar— respondió sorprendido, no lo había sentido llegar.

—Tal vez, pero ahora no esta— mencionó James, eso hizo que Regulus volteaba buscando a su hermano, lo único que vio fue la pequeña escoba en el suelo.— Fue adentro con Peter.

—Mamá dice que tengo que hacerle caso a Sirius, porque es mayor— Regulus miro hacia James como si lo estuviera incitando a que diga lo que él quería.

—Sirius es mayor que todos aquí, pero no por eso siempre le hacemos caso, además como ya dije no esta aquí y no tiene porque enterarse— respondió James sonriendo al igual que Regulus.

Se levantó y agarro la escoba de su hermano sabía como volar su madre les había enseñado el día que se la compraron a Sirius.

—Si yo gano tendrás que prestarme tu escoba— dijo Regulus mirando a James sonreír.

—Bien lo acepto, si yo gano tendrás que jugar todo el día conmigo — James sonrió y Regulus pensó que de todas formas ganaba ya que no pensaba jugar con nadie que no sea James, los demás siempre decían que era muy pequeño o que era peligroso y que se podía lastimar, pero James nunca le decía eso al contrario cuando jugaban siempre lo cuidaba pero sin llegar a ser sobreprotector como Sirius.

—Bueno, prepárate para perder— así siempre eran las cosas desde que se conocieron cuando jugaban siempre uno tenía que ganar.

—Yo ganaré Reggie, siempre gano— contaron hasta tres y salieron volando hacia la el árbol que habían marcado como la meta.

Al final Regulus ganó, así que ambos bajaron y dejaron las escobas un segundo antes de que Sirius saliera por la puerta que daba al patio con Peter y un par de galletas.

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