Te cuento un secreto

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El destino siempre da giros inesperados que alteran tu vida o que la marcan, giros y marcas que son difíciles de borrar por más que lo intentes algunas cosas están destinadas a suceder, no importa cuanto cambies, oh dulce y cruel destino, les dio una oportunidad de cambiar y borrar algunas cosas, lastima que aún no es suficiente para cambiar el hecho definitivo.

¿Qué más podían cambiar? ¿Qué les estaba faltando? ¿Qué deberían hacer?

Preguntas sin respuesta o al menos sin una lógica respuesta, ¿por que no podían hacer villanos a los héroes? O si? Quizá la solución era, su vida a cambio de la de ellos, una vida por otra. Huir. Esa parecía ser la más lógica salida, pero como se dice la muerte siempre reclama lo que le pertenece.

Su mente trabajaba día y noche en busca de soluciones y respuestas, mientras ajenos a todo ello siete pequeños disfrutaban del hermoso paisaje del día acostados sobre el césped mirando el cielo riéndose. Quién diría que la muerte esperaba paciente para tomar la vida de tres de ellos.

—No podemos seguir con esto— la voz de Sara sonó firme pero a la vez preocupada.

—¿Esperas que me siente a esperar el cumpleaños diesiocho de mi pequeño lista con una taza de café, a esperar el día de su muerte? O que espere los veintiuno de Lily, con globos y regalos?— Walburga estaba alterada trataba de ocultarlo con comentarios sarcásticos e hirientes.

—No claro que no, pero solo digo se que el tiempo pasa rápido...de algún modo siento que si no podemos cambiarlo tal vez podamos disfrutarlos más, estamos aquí sentada mirándonos las cara, mientras ellos están allá jugando y riendo, si tienes hasta sus diesiocho y veintiuno disfruta los once años que te quedan, buscaremos la solución cuando entren a Hogwarts mientras eso pase disfruten de sus hijos— Sara tenía razón ellas lo sabían pero era difícil pensar que tenían los meses y años contados y que si no hallaban la solución rápido acabarían lamentando sus muerte.

/...../

—Como yo gane el juego yo seré el mago tenebroso y ustedes mis sirvientes, arrodillense ante mi— James estaba parado en la mesa de campo mientras todos menos Severus se arrodillaban ante él.

—Sev tienes que arrodillarte es parte del juego— habló Lily, mirando la indignación de James al ver que no hacía lo que ordenaba.

—¿Por qué? James no hizo nada que merezca que lo haga, así sea un juego no tiene relevancia — habló mirando a su ¿hermano o amigo?  Aún no estaba seguro como debía llamarlo podían pasar años y no estaría seguro de cómo llamar a James su relación era confusa, peleaban y discutían todo el tiempo, pero al final del día ambos se sentaban juntos a escuchar una historia de mamá Euphemia mientras comían unas galletas y tomaban jugo o leche.

—Porque así es el juego, pero no me importa, has lo que te venga en gana siempre lo haces de todos modos — Habló James devolviendo la mirada hacia él.

—Eso no es cierto— Severus miro desafiante a James, hasta que Remus les puso un alto.

—Bien, bien, James solo juguemos, no tiene caso pelear por eso, no debemos arruinar así el cumpleaños de Lily— cuando Remus terminó de hablar ambos asintieron y siguieron jugando.

—Bueno, bueno el mago tenebroso manda a que me traigan....dulces de la cocina— ni bien termino de hablar todos salieron corriendo menos Severus que fue caminando, entonces el pudo sentarse en la mesa.

New LifeWhere stories live. Discover now