Capítulo 37.

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Un treinta y uno de diciembre había llegado trayendo consigo un nuevo año para mí querida rubia favorita, Michelle. Sus dieciochos años al fin habían llegado. Mi querida amiga los esperaba con ansías.

Aunque la intensa nieve quiso estropear la pequeña celebración, Kevin, había logrado preparar una pequeña y bonita celebración para ella.

No era mucho lujos cómo quizás la familia de la rubia siempre deseó, pero sólo con bastar para ella la presencia de sus personas favoritas, ella era feliz y así lo fue.

Mi familia, Kevin y su madre, Aidan y la familia de ella. Fuimos testigos de una noche increíble, además de recibir un buen año que todos deseamos.

En esos momentos dónde recordamos lo bonito de vivir.

Esa misma noche a Kevin se le ocurrió alejarnos unos momentos de todos y conversar. Nos acercamos al balcón de su casa, quién nos regalaba una agradable vista, a pesar de la nieve que nos caía.

–¿No crees que hace mucho frío para estar acá? — Pregunté al rededor de unos minutos.

—¿Y no crees que es una bonita noche para mirar el cielo? — Respondió.

—Lo es.

Lo observé de perfil; tenía su mejillas un tanto rojas por el frío que hacía y varios copos de nieve en su cabello.

—¿Eres feliz con Aidan? —Me preguntó mirándome a los ojos.

Solté un suspiro.

—¿Dudas que él no sea capaz de hacerme feliz?

Negó con su cabeza.

—No es eso. Conozco muy bien a Aidan, sé que el es capaz de hacerlo, aunque sea a su manera, sé que lo hará. Sólo quiero saber si realmente eres feliz estando a su lado, Julieta.

—Lo soy.—Sonreí recordando a estupidez humana.— Él me hace feliz.

Colocó un mechón de mi cabello detrás de mi oído.

—Me enamoré, Kevin. —Hablé una vez más.

—¿Entonces te dejo en buenas manos?

—Es tú mejor amigo, Kevin. Lo conoces.

—Y tú eres mi pequeña mocosa, Julieta. No importa quién sea, siempre me preocupare por ti. — Respondió.

—Confío en él. —Le aseguré.

—Entonces te dejo en buenas manos. —Afirmó.

Sonreí.

—¿Me das un abrazo? —Pedí.

—Siempre.

Abrí mis brazos y el me levantó en los suyos. Apegandome completamente a él y tener la dicha de escuchar su corazón.

Él reloj había sonado y los fuegos artificiales habían llenado el cielo. Un nuevo año había llegado, y lo mejor fue haberlo recibido en los brazos de Kevin.

—Feliz año nuevo, mi pequeña mocosa. —Susurró a mi oído.

—Feliz año nuevo, hermano.

***********

—¿Has visto a Michelle? un acelerado y preocupado Kevin me preguntó.

Dejé mi mochila en su sofá.

—Ella faltó a clases hoy. Pensé que estaría enferma, o quizás contigo, por eso vine para acá.

—No no. Ella no llegó a dormir a su casa anoche.

Julieta,  La Chica SuicidaWhere stories live. Discover now