Capítulo 13

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El tan anhelado viernes al fin había llegado, de hecho él último viernes de clases. El verano nos daba la bienvenida con un gran día soleado. El último examen del día y del año escolar  lo había terminado en menos del tiempo  que,  la bruja, digo profesora Laurese había esperado. Y realmente hasta yo misma terminé sorprendiendome,  estos días de desvelos habían sido bien necesarios y quizás sí valieron la pena.

–Te esperaré afuera.–Le indiqué a Michell, ella volvió su mirada hacía a mí y asintió con rapidez.

Recogí las pocas cosas qué traía conmigo para luego salir y esperar a mí amiga junto a su auto.

En él camino hacía la salida tropecé,  bueno, me tropezaron realmente,  haciendo qué mis libros y cuadernos cayeran al suelo. 

–Perdón.–Me disculpe, aún sabiendo qué la culpable no era yo. Maldita manía de pedir tantas disculpas.– No te vi, perdón.

El sujeto no tan desconocido para mí, se agacho hacia el suelo, recogiendo mis cosas qué se esparcieron al caer.

–Te disculpas demasiado Julieta.– Luis me extendió mis libros.–Además a sido mí culpa, no pasa nada.–Sonrió.

En un momento de mí vida adore esa sonrisa.

–Sí bueno ya es costumbre lo sabés. Acepte mis libros rozando mis dedos con los suyos.–Debo irme, adiós Luis. me apresuré en decir.

Pasé a su lado pero él me sujeto por mí brazo derecho haciéndome detener.

–¿Podrías regalarme cinco minutos? –Rasco su nuca nervioso.–Prometo no tardar, por favor. –Suplicó.

–Sólo cinco minutos. –Le aclaré soltandome de su agarre y el asintió.

–Ayer iba a tú casa necesitaba hablar contigo pero justo cuando estaba cerca de ella, vi cuándo te bajabas de un auto y no era de ningún conocido tuyo.–Tomó pausa y siguió.– ¿Sales con alguien, Julieta?–Preguntó.

¡¿Era en serio!?

Recordé cuando bajé del auto de la estupidez humana, pero aún así, no me di cuenta qué Luis estuviera cerca.

–¿A qué viene todo esto?–Fruncí el ceño.

Dió un paso hacía mi.

–Qué te extraño Julieta, ¡maldita sea te juro qué te extraño! y me molestó cuándo te vi qué bajabas de ese auto, me molestó qué quizás estuvieras con otro chico qué no era yo.–Lo último lo dijo con un tono de tristeza pero, ¿Cómo creerle? ... Sí me falló.

–Es estúpido qué reclames algo qué de verdad ya no es de tú incumbencia. Yo también te extrañé, sí muchas veces,  y dime ¿Tú donde estabas? , porqué justo a mí lado no estabas... Luis.–Me detuve pensando qué seguiría diciéndole, mientras qué él escuchaba cada una de mis palabras. Cómo nunca antes lo hizo.– Yo.... quizas  sí te extraño,  pasamos momentos increíbles, cómo te lo dije días atrás.–Sonreí al recordar esos días y Luis sonrió con nostalgia igualmente.– Pero qué quizás te extrañe.–Suspire.– No significa qué te quiera de vuelta, Luis.

Sin querer una lágrima rodó por mí mejilla derecha, el acercó su pulgar limpiando cálidamente, esa pequeña lágrima.

–Entiendo y tienes razón la cagué, merezco eso. Por último quería pedirte algo.

–¿Qué será?–Respondí dudosa.

–¿Podrías venir a mí graduación? Me gustaría verte allí,  aunque sea por última vez.

Él hacía ésto más difícil.

Su tiempo en el instituto había llegado a su fin y éste seria el último día de clases. Si, pronto sería su graduación,  significando qué , quizás partiera de la ciudad para ir a la universidad.

Julieta,  La Chica SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora