Capítulo 47.

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Julieta

Tres días después ya estaba en casa, físicamente ya me encontraba mejor, pero mi estado mental no era del todo bien. Mamá volvió a llevarme con psicólogo, pues ahora más que nunca debía cuidarme más. Realmente mis ideas suicidas habían desaparecido, ya no me preocupaba, ahora lo que estaba en mi cabeza era Kevin.

¿Por qué no habló antes? ¿Por qué callar? ¿Y es que no confiaba en nosotros?

Eras miles de preguntas que rondaban en mi cabeza, pero sólo el sería el que podría aclararme. De cierta manera estaba enojada con él, pero sé que el está aún más enojado conmigo. Desde que salí del hospital no me atreví a visitarlo, realmente no sabía cómo mirarlo a los ojos.

No era la única que se sentía mal por Kevin, Aidam y Michelle también lo estaban. Pero cada uno de ellos decidió ignorar la gravedad del asunto, pero yo cómo hija de una doctora sabía lo que significaba una enfermedad cómo la que Kevin tenía. No era una simple transfusión de sangre, era un maldito corazón sano que pudiera salvarlo.

Aidam caminaba de mi lado con su mirada perdida y centrado en sus pensamientos. Sostenía mi mano entrelaza con la suya, su piel blanca detallaba sus ojeras. Realmente este no era el mismo italiano que había conocido hace casi un año atrás. Acaricié sus nudillos los cuales estaban algo rasguñados igual que su blanca cara.

-Quisiera ir a Italia. -Confesé.

Aidan sonrió de lado.

-¿Por qué?

-Quiero conocer el lugar en dónde nació el chico que amo.

Él detuvo la caminata y me dió un suave beso en mi frente.

-Eres perfecta, mocosa.

-Y tú sigues aquí.

-Jamás me iré. -Afirmó con seguridad.

*******

Era de madrugada cuándo sentí que alguien me despertaba, abrí los ojos encontrándome con mamá.

-Debemos ir al hospital. - Fué lo único que dijo y mi cuerpo tembló.

Me levanté lo más rápido que pude colocándome lo que literalmente pude encontrar en mi habitación. Al bajar mamá ya se encontraba en el auto, y lo pensé, realmente pensé en subirme, pero está era una emergencia. Mamá no tardó mucho en llegar lo cuál lo agradezco porque ya sentía mis náuseas en seguir en el auto.

Me quedé en la sala de espera mientras mamá se adentraba a la habitación de Kevin, dónde ya se encontraba en algunos de sus colegas. Ella mantuvo el silencio en todo el camino y yo no tuve el valor de preguntarle qué había pasado, tenía miedo de su respuesta.

No tardó mucho cuándo Michell y Aidan llegaron a mi. La rubia se tiró a mis brazos; temblando y llorando. Yo realmente no sabía que decirle, estaba casi igual que ella pero sin demostrarlo.

Veinte minutos después llegó mi madre y su cara no era del todo bueno

La madre de Kevin estaba junto a italiano, que aunque no dijera nada, estaba a su lado acompañándola.

Todos nos levantamos de los pequeños muebles que en la sala estaban.

Mamá jugaba nerviosamente con sus manos y su colega colocaba su mano en su hombro dándole apoyo para hablar.

Julieta,  La Chica SuicidaWhere stories live. Discover now