Cap 32: Final

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Es cierto que las decisiones se deben tomar con el corazón y no usando la mente, pero es imposible no pensar lógicamente antes de hacer una elección. Es algo que marcará tu destino, los siguientos días, meses, años dependerán de aquello por lo que tú hayas optado. Todo se verá afectado por ese cambio de una manera u otra.

Tomar la decisión correcta también es un gran objetivo que muchas personas piensan no pueden cumplir, pero, siendo honestos ¿quién diablos sabe cuál es la decisión correcta? ¿quién cree tener la potestad de declarar cuál es la elección errónea y la que no? Vamos, no puedes saberlo si no lo intentas. Y luego, luego tampoco puedes saberlo.

¿Si la opción que creías correcta termina siendo algo malévolo en tu futuro? ¿Si la opción que crees errónea en realidad era tu deber?

Por eso, por eso dicen que mejor será tomar las desiciones dejándose llevar uno por lo que siente. Si escoges lo que te hace feliz, no habrá remordimientos.

Ella hizo lo mismo, analizó la situación por unos momentos, y finalmente, se mordió el labio inferior mientras negaba con la cabeza. No. No iba a dejar que las cosas se arreglaran de esa manera, por supuesto que no.

Él la miró a los ojos, dolido. Pero lo entendía, claro que lo entendía, la comprendía a la perfección porque tenía sus razones válidas para no volver a poner a su confianza en él. Él sabía que estaba arriesgándose al ofrecerle aquello, sabía que era un cincuenta y cincuenta por ciento de posibilidades de que diga que sí tanto como de que diga que no.

Bajó la cabeza, mirando ambos pares de zapatillas, estaban separados, al igual que los dueños de éstas. Soltó un suspiro, ¿ahora qué pasaría con ellos? ¿qué les depararía el destino? ¿Podrían seguir adelante con su amistad? No podría saberlo, pero en ese momento, debía limitarse a asimilar y asumir todo y largarse de allí de una vez por todas a sufrir en soledad. Quizás iría al bar, quizás tomaría de más, quizás probara otros labios para ver qué tal, quizás luego tenga escasos recuerdos y se arrepienta de ni poder encontrar su hogar, pero ya qué, quería algo que le hiciera olvidar sus penas y eso era lo típico que servía aunque sea por unas horas.

"Supongo que me voy." Entre sus leves fuerzas, buscó y rebuscó, y finalmente juntó el suficiente valor para decir algo en medio de ese ambiente de incomodidad. HyeRi lo miró de reojo, y presionó sus labios. Su expresión no le reflejaba nada, y en ese instante estaba odiando esa capacidad tan característica de ella aunque en realidad era algo que amaba. Necesitaba saber en qué estaba pensando. ¿Nada? ¿De verdad ya se había desecho de todos sus sentimientos? ¿Tan pronto? ¿Ésto le daba absolutamente igual? Bien. Entonces él también podía hacerlo. Seguir adelante. Demostrarle que no tenía por qué perder su tiempo en ella sola cuando podía salir con la que él deseara. ¿Pero qué estupideces andas diciendo ahora, SeokJin?

Negó con la cabeza. ¿Tan rápido se rendiría con HyeRi? No podía siquiera pensar con claridad. Simplemente se levantó tras una batalla contra su subconsciente y se giró sobre sus talones, con los ojos enfocados en la textura de la acera. Pero no avanzó, oh, no avanzó, y el motivo era el mejor de lo mejor.

La pelinegra se hallaba ahora en el espacio de la banca que Jin había abandonado, reteniéndolo, con su mano sobre la muñeca del muchacho. Éste se dio vuelta, con el corazón acelerado, y la miró. "No he hablado." sentenció ella. "¿No quieres saber por qué me negué?"

Lo pensó sólo un segundo, pero en seguida lanzó: "No, lo sé perfectamente. ¿Cómo podrías volver con alguien que te mintió por tanto tiempo? Te oculté la verdad y me hice el inocente, en ningún momento pensé en confesarte nada. Soy un estúpido."

Ojos sigilosos ➳ Jin (bts)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant