Ojos sigilosos ➳ Jin (bts)

Cap 2: Descubriendo su identidad

"¿Quién eres?" le preguntó valientemente Hyeri al desconocido. Unos segundos de silencio pasaron, lo que le indicó a Hyeri que esa persona no volvería a poner en peligro su identidad, hablando. Aunque fuera una voz forzada, ninguno de los dos era tonto, ella podía llegar hasta donde él se encontraba guiándose por su hablar. Se dio la vuelta, ya rendida, pero algo la alarmó. El sonido de unos pasos, sin dudas, los había escuchado. Giró un poco su torso para mirar, pero no había ninguna señal de vida. Soltó un suspiro pesado y se volteó nuevamente, con la intención de salir del lugar. Pero cuando llegó en frente de la puerta, la escalofriante sensación de ser observada la fastidió. El temor seguía dentro de ella.

"Te quiero pedir un favor" dijo con tono enfadado. "Deja de perseguirme, acosador. Sólo vete, me hartas" término e inmediatamente se fue corriendo. Claro que se arrepintió, ¿qué pasaría si por culpa de sus descorteses palabras él se enojara y se encontrara en peligro? Hasta ahora aquel ser no le había hecho daño, pero podía ponerse en marcha en cualquier momento...

Hyeri llegó a la salida principal del colegio, y decidió que tenía que calmarse. Sacó su celular del bolsillo del saco marrón que conformaba parte de su uniforme, y pulsó la aplicación de "Don't tap de white tile". Dispuesta a distraerse unos minutos, apoyada contra una pared frente a un jardín.

"Rayos, estaba tan cerca" murmuró la chica. Se dio vuelta, rendida y se dirigió a su casa.

El camino en el bus fue tranquilo, se dedicó a mirar el cielo y escuchar música, también se animó a cerrar los ojos debido a que su parada era la última, y de todos modos el conductor le avisaría.

Cuando bajaba, encontró un sobre dorado tirado al pie de los escalones, lucía importante. Probablemente contenía la invitación a un estimado evento. Hyeri dudó si recogerlo, tal vez se le había caído a alguien que rondaba por ahí cerca, pero eso tampoco era de sus asuntos.

"Disculpe señorita, ¿se podría correr? Debo irme y no quiero lastimarla" le pidió el chofer del bus al ver que Hyeri no se corría del último escalón.

"Uh, lo siento" cogió el sobre dorado y se adentró más en la vereda para evitar que el autobús la hiriera al rozar con ella a toda velocidad. Luego de contemplar al transporte partir, fijó su vista nuevamente en el sobre... Y lo peor, volvió a sentir esa mirada clavada en su nuca. Un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo la hizo temblar. Y para olvidarse de que esa sensación, miró a su al rededor tratando de cumplir su objetivo; devolverle la carta al dueño.

Pero con el tiempo que había pasado, era obvio que al que le pertenecía esa invitación o lo que fuera, no estuviera por ahí.

Hyeri resopló, sin saber qué hacer. Ya que vivía por allí cerca podría ser que fuera de uno de los de su vecindario. Ya cansada por el estresante día que había tenido, se dirigió a su casa, y se propuso guardarse el objeto, para luego buscar al destinatario.

Su casa quedaba a unas cuadras, le gustaba antes pasar un rato en un negocio de café llamado "Daum Café". Se sentaba allí mientras leía y disfrutaba del agradable sabor de un Caramel Machiatto. Como todos los días, la acompañaba su sombra, no, no la real y única de cada uno, sino esa persona que había escuchado ese día por primera vez con una voz fingida, al menos sabía que no se había vuelto loca ya que alguien le respondió. Lo que le respondió... ¿Por qué tenía miedo? ¿Por qué no se había puesto a pensar en lo que aquella persona le dijo? ¿Y si la persona que le habló no era el que la perseguía? Podría haber sido cualquiera, de todos modos... Sólo le dijo que no dijera que estaba loca porque no era cierto. Pero si fuera alguien más, al escucharla hablar sola y creer que alguien la observaba, no hubiera dicho tal cosa. Todo encajaba. El de la voz fingida era el que la espiaba. Era hombre, dios, qué escalofríos. ¿Un obsesionado con ella? ¿Podía ser alguien interesado con ella? Se puso a repasar mentalmente las personas de su curso que hayan dado señales de estar interesados en ella mientras contemplaba la tapa de "Crescendo" y esperaba a ser atendida.