Cap 8: Lágrimas

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"¿Te acompaño a casa?" se ofreció Jimin, colocando su mochila sobre su hombro. Hyeri cogió la carpeta que yacía sobre su banco, mientras negaba con la cabeza.

"Porque ahora intercambiemos más de una frase, no significa que puedes saber dónde vivo" bromeó ella, con una sonrisa dibujada en sus labios.

"Bien" el muchacho bajó la cabeza e hizo puchero. "Pero déjame acompañarte hasta la salida del colegio".

"Bueno, vamos" asintió, apresurándose en salir del aula.

Caminaron por el jardín, haciendo bromas y hablando sobre temas al azar mientras no dejaban de sonreírse.

Al fin llegaron a la calle, la chica se giró sobre sus talones, dispuesta a ir a tomar el autobús.

"¡Espera!" exclamó Jimin, cogiéndola del brazo, logrando así que se diera vuelta. De inmediato dio un paso hacia ella y en un movimiento veloz, sin darle tiempo a pensar, la besó en la mejilla. Duró un segundo, y se separó de ella sonrojado, pero sin dejar de ser el muchacho sociable, alegre, y sin timidez "Ahora sí, adiós" se despidió con un gesto de mano y se dio la vuelta hacia el otro lado, emprendiendo el camino a su casa.

Pero, las repercusiones de aquel beso no habían sido simplemente un Jimin feliz y una Hyeri desconcertada. Sino que había alguien más, que había observado todo, claramente. Y se llevaba de premio un gran dolor en el pecho, y un nudo en la garganta. A ese paso, tendría que volver a leer las revistas de adolescentes desolados y buscar a una chica decente con la que compartir el resto de su vida. Tal como su horóscopo lo decía, no tenía suerte en el amor.

Hyeri por su parte, decidió ignorar lo que había pasado tras soltar un suspiro, y se volteó, de nuevo con el objetivo de llegar a la parada de autobús. Caminó mirando las calles, tiendas y casas; a pesar de pasar por allí todos los días de lunes a viernes le gustaba observar cómo de a poco las cosas cambiaban, cómo ayer a la misma hora, no estaba sucediendo lo mismo. Una brisa le golpeó el rostro, y algo escalofriante le ocurrió. Se sacudió y movió su cabeza, pensando que podía ser que se lo estaba inventando su subconsciente. Pero no era así, de nuevo, aquella sensación de ser espiada, se hacía presente.

Pero eso desapareció unos instantes cuando...

"¡Hyeri!" Jin la llamó, colocándose a la par de ella para caminar juntos. Ella no quiso ni verlo, atemorizada, y apresuró el paso. "Q-quierio ha-hablar contigo..." continuó, intentando seguirla. "¿Pa-pasa algo?"

La muchacha paró en seco, y mirándolo por su hombro, nuevamente sintiéndose observada, le dijo: "Ya no me sigas, es aterrador. ¡Termina esto de una vez!"

Para su suerte, el bus llegó junto con ella al lugar. Corrió y sin importarle Jin, lo montó. Pagó el boleto y eligió uno de los asientos del fondo, del lado de la ventana.

Ya no cabía duda, Seokjin era su acosador.

Sacó su móvil, y revisó sus mensajes. Tenía uno de parte de su padre, avisando que llegaría tarde, como lo usual. Buscó música en el aparato y conectó los audífonos.

-

Hyeri entró al negocio, exhausta aparentemente, y dejó su mochila sobre la silla, en la que luego se sentó. Cruzó sus brazos sobre la mesa y posicionó su cabeza entre ellos, tratando de relajarse.

"Veo que alguien está cansada" dijo Seyoung, limpiando algo que se había derramado sobre la barra. La pelinegra asintió levemente, e Yixing le llevó su Café Macchiatto. Ella le dedicó una sincera sonrisa, se sentía alegre de verlo. Se sentó como correspondía, y rodeó la taza caliente con sus manos.

Ojos sigilosos ➳ Jin (bts)Where stories live. Discover now